No
concierta la necesidad con el empuje
para
oponerse al Sistema.
Jura,
nombrando cada santo,
que
jamás será un indignado con armas.
No,
su ídolo Gandhi, lo señaló:
satyagraha —abrazo a la verdad—
y ahimsa —sin daño; sin violencia—.
No
carga explosivo entre los ojos
ni
levanta la voz
contra
el agente que le atropella:
Lo
humilla llamándole hermano
—mientras
intenta limpiarle el uniforme
salpicado
con su sangre—.
Tampoco
aspira la soberanía de los radicales,
expele una excelsa y mística ruptura
expele una excelsa y mística ruptura
ante
el desmedro,
con grandilocuencias medidas, circunspectas,
con grandilocuencias medidas, circunspectas,
cierra
sus labios rajados por la infamia
adelantando sus manos abiertas
adelantando sus manos abiertas
para
abrazar la arrogancia del enemigo.
Presume
de su fuerza interior…
Será
un cadáver sin máculas
y
su elevado espíritu
merecedor
del paraíso ante Dios.
¿Será
el mismo dios que esgrimen
y,
al que por igual, rezan sus victimarios?
Pichy
Estupendo, amigo.
ResponderEliminarYo también tengo mis dudas.
Besos
Muchas gracias, amiga. Abrazos
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