Darse
a sofocar la luz,
cerrar los ojos contra el astro,
cerrar los ojos contra el astro,
desprenderse
de la realidad
en
el ocio de resbalar lentamente
sin
rastros de las contemplaciones,
que
prenden al destino y sus rarezas,
no
es más que caer en la inercia.
Morder
el tiempo a cada antojo
es
liberarse de la sociedad y su árbol,
del
que pendemos como hojas
esperando
las crueldades otoñales
que
arrastran al vacío
donde
concluyen las trascendencias
y
los amagos.
Todo no es más que imitaciones
y
apareamiento a señalados cursos,
donde,
entre sofoques, te muerden.
Es
de artificios la estancia,
hay
que saberlo, es de eso,
es,
y, no es esto.
Pichy
Este
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