Pende
de dibujados sostenes,
perdurables
sueños de vencer las alturas
junto
a las aves negras
que
planean sobre su zenit.
Un
escabroso mutismo,
desde
sus adentros, pliega sus manos
indetenibles
en
sus persignaciones.
No
tuvo freno, ni voluntad
para
contenerse
y
les gritó las temidas verdades;
por
las que hoy, sin arrepentimiento,
espera
las consecuencias
valientemente
temeroso.
Pichy
Este
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