En cualquier lugar, allá donde estés,
cuando se levanta el resplandor, no es más
que el anuncio de otro sidéreo día
en que la suerte es tener o encontrar faena.
La globalización del mal asemeja los amaneceres
compartiéndonos las denuncias, en las ausencias
y la esperanza, que por igual, se agota.
Sólo los amantes se permiten la ignorancia
y juzgan las negligencias con optimismo,
absortos en la marcha de las brumas,
consagrados a los destellos boreales
que resurgen de sus cuerpos.
Pichy
Este poema se puso en el poemario con el nº 55
ResponderEliminarMuchas gracias, amigo. Abrazos
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