sábado, 30 de enero de 2016

LA VIDA EN SERIO



Se tomó siempre la vida tan en serio
que nunca vivió la vida
¡vivir para ver!
cuando nací y me asomé a la ventana
me dije:
¡ay va, ay va! ¡qué serio va D. Julián
por la calle de Alcalá con su bastón y bombín
pensando cómo, joder a los demás!

Que el amor es un juego abierto
de par en par
que el trabajo una maldición
que la familia es un gran "coñazo"
y la política y la justicia, ¡ja!:
una broma del destino.

Que me organizaron la vida
y de primeras me pusieron pañales
pa no manchar
después al colegio a aprender a sumar y dividir
después me pusieron a trabajar
y me enseñaron las normas de la buena educación
de lo políticamente correcto
de cómo orinar sin gotear la tabla del sanitario
y al final
siempre estuve custodiado por la guardia civil
y nunca disfruté de libertad.

Hay teorías, sistemas políticos, religiones,
maneras diferentes de hacer jardinería
de guisar guisos en la cazuela
y tomarse la vida o en serio o en broma
o haciendo poesía.

Y nada vale para todo, o todo no vale nada
sin embargo: ¡sigue la bola!

© Luis Vargas Alejo

jueves, 28 de enero de 2016

AY, DE MI SENDA



Qué susurro desvela la alborada
-con crespones de plata-
cuando cierro los ojos aleteando sueños
buscando un aciago destino.
Ay, de mi Senda...

Cientos de alegrías tuvimos
bordando poemas con tejidos de versos
e hilos escarlatas entre sedas y oro
-caballo galopante con vendaval de la crin-
alondra en vuelo.
Ay, de mi Senda...

Ay, de mi senda, donde duerme el canto
silencios de verdades y mentiras
entre retruécanos, aliteraciones, hipérboles
que son firmamento y desahogo
paz y gloria.
Ay, de mi Senda...

Luna gentil que alumbra espacios
-claros clarines-
en las noches dispuestas a ser inanes
clavando rejones en el limonero.

¡La Senda, Señor, la Senda!
por donde voy caminando...

© Luis Vargas Alejo

miércoles, 27 de enero de 2016

La importancia de tener tablas

La importancia de tener tablas...

Una madera invadida por la carcoma, no tiene porqué ser una mala pared. Hay hoteles de lujo con menos calidad, se lo oigo decir a mi padre cuando vamos a pasar las vacaciones a la granja de la tía Adolfina... Está cansado de hoteles a causa de su trabajo y es lógico, pero lo que no puedo entender es que se pague por dormir.
En clase de historia D. Hilario deja inconsciente a toda la clase y no se paga por ello. En la guerra civil, seguro que hubo menos bajas que las que causa él; hay compañeros que se han clavado el lapicero en un ojo al dar cabezazos, tendinitis en las muñecas por sujeción de cabezas, esguinces en el hombro... se podría decir que historia es una asignatura peligrosa. Nunca la elegí, es obligada, pero solo hasta que consiga poner una trasera a mi armario de química.
¡Decidido, esta madera es la apropiada, seguro que la carcoma muere asfixiada por los vapores del sulfúrico... lograré graduarme!

Begoña M. Bermejo

viernes, 22 de enero de 2016

ALGUIEN TE RETRATÓ DESDE LEJOS, amigo Pichy

Bajo el vuelo de una bandera
aprieta el sol en el canto del poeta
donde la soledad se torna en versos
prietos como unas cejas, un bigote,
y una cara.

© Luis Vargas Alejo


jueves, 14 de enero de 2016

DEL “CANGREJO” —que otro nombre no le conocí—



(Dicen que violado y mutilado,
en su adolescencia perdió la mente) 

Entre ídolos caídos caminaba murmurando:
—no acierto, no concibo, no entiendo.

Le desfalcaron la juventud con sus noches.
Estafáronle la audacia y el raciocinio
dejándole inútiles muñones resignados
y esa estupidez de memoria que lo repite
una y otra vez contra la realidad.

Escucha ángulos rectos y muchos otros
imposibles actos musicales.
Quizás por eso se concilia con las burlas
y las malas risas
de la muchachería del barrio.

A veces golpea hojas que planean
sobre su cabeza, regalándose un triunfo,
mientras canta indiferente de su voz:
¡al que faltan manos les sobran los pies!

Pichy

Gone with the Wind



Gone with the Wind

Me deprimen las clases de Literatura inglesa de hambre, guerra, esclavitud, pobreza...: “As God is my witness, I'll never go hungry.” En el huerto (la trasera del edificio y sombría), las zanahorias necesitan agua, están arrugadas y negras, las cebollas no dan ni para llorar, las lechugas son cortinillas apolilladas por los pájaros; un pienso, que logra la cerca de cagadas, que abonará la próxima cosecha. ¡Agua!, ¡agua!, ¡agua!, gritan los fumetas del patio, mientras pulverizan veneno con movimientos de sevillanas de principiantes (se coge la manzana, se huele, se muerde, se tira, se pisa), para disimular los malos humos.

Begoña M. Bermejo

miércoles, 13 de enero de 2016

AUNQUE LA OBJETIVIDAD NOS POSEA



Hombres lapidan la última hora.
De sus bolsillos surgen quejas
que desfalcan la timidez
del silencio nominal e instituido,
cuando el sol les abusa
y cuelgan los débiles ojos   
a la altura de sus zapatos.

Las arterias del polvo son enemigas
que apocan los pabellones
desabrochados del viento sutil
en los días en que el cielo es de roca.

Necesitamos volver la vista a las cumbres
de hinojos sobre la tierra
y el cielo se desflore de dioses,
violado por los fálicos cohetes
de nuestro ingenio.  

Pichy