El oriente es de temores al sur
de los olivos,
la arena sólo sirve cuando el mar
la refresca
o el petróleo ennegrece sus
entrañas.
Los hombres significan
tránsitos
de apostados viajes infinitos
cargando los estupores de ayer
y rencores de nuevas promociones.
Me cuentan de tiempos
maravillosos:
los viejos felices.
Y de otoños con crines de cenizas:
los viejos que mascullan las
palabras.
Hoy siento que es tiempo de
amargas nieblas
y el poniente lo habitan señores
extraviados
en el asombro de ver regresar
los olvidos
de la mano de polífagos
gigantes
que obligan a mirar
tranquilamente
la lluvia de los fangos
neoliberales.
Pichy