viernes, 31 de octubre de 2014

CENDOLILLA



Tu menoscabo y la inclinación
que te propones, ingrata de la vertical,
cuando los números binarios
te tuercen los hombros,
hacen difícil toda conversación
más allá del juego entre rodillas y cinturas
en que perdemos la sensatez.

Conversar sobre lo espinoso
del sin amor de hoy,
es buscar algo de firmeza
en la noche lluviosa de un pantano.
Todo es lujuria física
e intereses terrenales.

Antes de rompernos las cabezas
contra los muros del idilio,
sentiremos el estruendo
de las puertas que nos cierran,
y la angustia, de tantas preguntas,
sobrevivirá en nuestras pupilas
hasta la ruina de nuestros ojos.

Pichy

CEGADOS POR EL HUMO DE SUS COHÍBAS



Por los cristales oscuros,

que les aíslan de la mugre,

a veces no divisan las casas

y edificaciones apuntaladas,

desafiando la gravedad física.



La ciudad se destruye y dispersa

en barrios marginales

que aguardan por los nuevos planes

de viejos proyectos.



Nuestra la filosofía de la razón

nos eleva sobre los altos principios;

pero, la vida duele...



Pichy














PARA MOSTRAR SU FORTALEZA INTERIOR



No concierta la necesidad con el empuje
para oponerse al Sistema.
Jura, nombrando cada santo,
que jamás será un indignado con armas.

No, su ídolo Gandhi, lo señaló:
satyagraha —abrazo a la verdad—
y ahimsa —sin daño; sin violencia—.

No carga explosivo entre los ojos
ni levanta la voz
contra el agente que le atropella:
Lo humilla llamándole hermano
—mientras intenta limpiarle el uniforme
salpicado con su sangre—.

Tampoco aspira la soberanía de los radicales,
expele una excelsa y mística ruptura
ante el desmedro,
con grandilocuencias medidas, circunspectas,  
cierra sus labios rajados por la infamia
adelantando sus manos abiertas
para abrazar la arrogancia del enemigo.

Presume de su fuerza interior…
Será un cadáver sin máculas
y su elevado espíritu
merecedor del paraíso ante Dios.

¿Será el mismo dios que esgrimen
y, al que por igual, rezan sus victimarios?

La fe en el bien; crea mis dudas.


Pichy












































domingo, 26 de octubre de 2014

LA ESCRITURA

Escribir es el arte del dibujo de las letras: se empieza haciendo rayas hasta que se consigue que sean todas iguales y parejas. Después se unen en formas diversas, procurando unir los círculos con las rectas, la altura con la bajura y la extensión con la medida y el significado. A eso le llaman significante del lenguaje: rasgo que en su preciso y precioso dibujo, constituye una letra que pertenece a un sonido asignado por la experiencia del sistema fonológico que nos distingue de otros animales, con el que se puede articular palabras. Y a eso es lo que llaman "el habla". De ese habla analizada y aceptada como significado, producido arbitrariamente, se desarrolla unas normas elementales que puedan entender todos los de un mismo habla, surgiendo así, la ciencia gramatical: fonética, ortográfica y sintaxis.
El pareado de letras o fonemas junto a los morfemas (unidad mínima analizable que posee significado gramatical) y lexemas (unidad léxica mínima que carece de morfemas, como luz, o resulta de haber prescindido de ellos, que posee un significado semántico no gramatical como el morfema) forman las palabras, las cuales, serán el dibujo gráfico de algo que se quiere representar o nombrar, inclusive lo abstracto conceptual que no se ve, pero se imagina (como "lo absoluto") tomando de esta manera el significado o semántica del lenguaje, al igual que una forma determinada de un dibujo o de una pintura, representa una cara, una mesa o un paisaje.
Escribir con letra clara, es un arte. Y si lo escrito tiene significado coherente y entendible y mueve el pensamiento y la inteligencia emocional, podremos decir que hablar (o escribir) es pensar y sentir y que, sentir y pensar, se transmite por el habla o la escritura, siempre y cuando, este habla o escrito describa bien un paisaje, una situación, una pregunta, una acción humana, o toda una historia, con musicalidad y armonía, al igual que lo hace el dibujo, la pintura, la música  o el cine, mediante imágenes, con el conjunto de palabras expresadas con las normas estudiadas de la gramática y la sintaxis, realizando así el arte de las artes, puesto que la mayor grandeza del ser humano es el habla y la escritura, reveladoras de las transmisión del saber de unos a otros, proyectando toda comunicación, nombre de las cosas, pensamiento, discurso, ciencia e historia, trascendiendo la temporalidad del hombre.
El que escribe y lo hace bien, será mejor persona y más completa que quien no sabe, no quiere o no puede aprender. Diríamos que, si la diferencia entre el hombre y el animal, es la risa, esta se da por lo que se puede imaginar, decir o escuchar por las palabras y la escritura. Y hasta los números son una consecuencia del lenguaje, pues aunque los guarismos tienen una entidad y actividad propia y se diferencian en su grafismo de las letras, sin ellas, no se podrían nombrar.

La palabra escrita delata nuestra forma de ser o personalidad, nuestros pensamientos, cultura y hasta nuestras deficiencias psíquicas. La palabra hablada nos apunta el lugar de procedencia, nuestra cultura, nuestro origen familiar y nuestra capacidad intelectual. 

© Luis Vargas
  

viernes, 24 de octubre de 2014

TRES DEFINICIONES



La soledad es una isla
en el mar del silencio;
que ahoga el espíritu
entre las multitudes
que te son ajenas.

La tristeza
es un paño húmedo;
que te cubre los ojos
para que el sol
sea remembranza.

El miedo
es un canto lejano;
en un idioma
que desconoces.


Pichy