domingo, 26 de octubre de 2014

LA ESCRITURA

Escribir es el arte del dibujo de las letras: se empieza haciendo rayas hasta que se consigue que sean todas iguales y parejas. Después se unen en formas diversas, procurando unir los círculos con las rectas, la altura con la bajura y la extensión con la medida y el significado. A eso le llaman significante del lenguaje: rasgo que en su preciso y precioso dibujo, constituye una letra que pertenece a un sonido asignado por la experiencia del sistema fonológico que nos distingue de otros animales, con el que se puede articular palabras. Y a eso es lo que llaman "el habla". De ese habla analizada y aceptada como significado, producido arbitrariamente, se desarrolla unas normas elementales que puedan entender todos los de un mismo habla, surgiendo así, la ciencia gramatical: fonética, ortográfica y sintaxis.
El pareado de letras o fonemas junto a los morfemas (unidad mínima analizable que posee significado gramatical) y lexemas (unidad léxica mínima que carece de morfemas, como luz, o resulta de haber prescindido de ellos, que posee un significado semántico no gramatical como el morfema) forman las palabras, las cuales, serán el dibujo gráfico de algo que se quiere representar o nombrar, inclusive lo abstracto conceptual que no se ve, pero se imagina (como "lo absoluto") tomando de esta manera el significado o semántica del lenguaje, al igual que una forma determinada de un dibujo o de una pintura, representa una cara, una mesa o un paisaje.
Escribir con letra clara, es un arte. Y si lo escrito tiene significado coherente y entendible y mueve el pensamiento y la inteligencia emocional, podremos decir que hablar (o escribir) es pensar y sentir y que, sentir y pensar, se transmite por el habla o la escritura, siempre y cuando, este habla o escrito describa bien un paisaje, una situación, una pregunta, una acción humana, o toda una historia, con musicalidad y armonía, al igual que lo hace el dibujo, la pintura, la música  o el cine, mediante imágenes, con el conjunto de palabras expresadas con las normas estudiadas de la gramática y la sintaxis, realizando así el arte de las artes, puesto que la mayor grandeza del ser humano es el habla y la escritura, reveladoras de las transmisión del saber de unos a otros, proyectando toda comunicación, nombre de las cosas, pensamiento, discurso, ciencia e historia, trascendiendo la temporalidad del hombre.
El que escribe y lo hace bien, será mejor persona y más completa que quien no sabe, no quiere o no puede aprender. Diríamos que, si la diferencia entre el hombre y el animal, es la risa, esta se da por lo que se puede imaginar, decir o escuchar por las palabras y la escritura. Y hasta los números son una consecuencia del lenguaje, pues aunque los guarismos tienen una entidad y actividad propia y se diferencian en su grafismo de las letras, sin ellas, no se podrían nombrar.

La palabra escrita delata nuestra forma de ser o personalidad, nuestros pensamientos, cultura y hasta nuestras deficiencias psíquicas. La palabra hablada nos apunta el lugar de procedencia, nuestra cultura, nuestro origen familiar y nuestra capacidad intelectual. 

© Luis Vargas
  

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