jueves, 23 de octubre de 2014

LA RESIGNACIÓN EQUIVOCA




La lucidez surte sus nubes existenciales
entre el sueño y la piel,
de lo etéreo a la sólida materialidad,
por el abismo que existe
entre la piedra y el deseo de moverla.

Las culpas adversan los susurros
con témpanos del miedo balbuciente.
Por la portezuela de lo sombrío
se mueve la insistencia hacia el triunfo.
¡Con qué débito se vislumbran las razones!
Todo bien sufre la carcoma en algún recodo
y las ansias del pan mastican tristezas,
cuando se retiene el grito de la rabia.

La resignación equivoca por oficio.
A su núcleo retorna —nadie dice el porqué—.
Su sonora potencia es una maldición
que acarrea, de unos a otros, las nuevas
y estériles noticias
de un futuro alumbramiento.


Pichy














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