Desoladas las tierras indígenas,
donde lloran los tucanes
donde lloran los tucanes
por Túpac
Amaru, por Moctezuma,
por el Inca y los jaguares de la sal
que habitan las noches del templo
en Machu Picchu y Tenochtitlán
Vacías las ánforas proletarias
guardan el eco de históricos rugidos.
Aquí el perfume profundo de la tierra
en los esténtores del puma que muere
entre las auroras azules
que habrán de regresarnos el Dorado:
para la venganza en él.
Siguen trayéndonos los espejitos y las baratijas,
pero la inocencia fue desvirgada
y no caemos en la locura de los vinos agrios.
Ya sabemos de sus flaquezas,
de sus caballos hacemos nuestro tasajo.
No se puede comulgar
con la experiencia de pasadas agriuras
requiriendo por lo que ya no existe.
Pichy
Este ya se puso en poemario con el nº 36
ResponderEliminarMuchas gracias, por la gentileza.
ResponderEliminarAbrazos