martes, 19 de febrero de 2013

SESENTA Y SEIS


De cuando en cuando reposa,

en la pluma de un ave migratoria,

la letra de un poema

y cada aleteo es un verso que vuela

hacia tierras más cálidas.

 

De cuando en cuando sentimos,

el resorte que impulsa la palabra

hacia la búsqueda de Dios...

peldaño a peldaño subiendo

hasta llegar al término de la escalera

donde ha de estar sentado

esperándonos...

 
-¿Y si no creo en Dios...?

 
-Es igual, piensa que te estará aguardando

en cada letra, en cada verso, en cada poema,

aunque sea mentira,  y serás feliz;

pues no hay falacia que consuele

que no sea verdad.

 
De cuando en cuando,

el agua de lluvia lava los pensamientos

y nos alivia el resuello.
 

© Luis Vargas

5 comentarios:

  1. Lo encuentro de buen ritmo; pero, no sé, algo me desagrada en la 2da estrofa...yo la terminaría en Dios, sin explicar el camino.

    Abrazos

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    Respuestas
    1. Es que Dios ha de ser inextenso, inmaterial, infinito y eterno...y para subir al cielo, se necesita, una escalera larga y otra cosita. La estrofa terminará siempre en donde te esté esperando. ¿Lo aceptas ahora? Si n estás de acuerdo, vuélmelo a decir y lo rectifico, pues yo sólo soy un humilde y pobre poeta, cuyo ritmo interior produce agonías...

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    2. Vale, hombre, vale. Yo creo que tú lo que eres un jodedor cubano; que para llegar al cielo vas a neceditar un cohete y sobornar hasta al pipisigallo.

      Abrazos

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  2. Precioso poema, que muestra la conciencia de un hombre que ve pasar el tiempo...

    "aquello que necesito ya lo he encontrado
    pero aún !te sigo extrañando!" Mario Benedetti

    Besos

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