Como a un mago sin nada en los dedos,
le aparece, de pronto, una paloma,
la hoja en el tallo dormido,
brota por yemas de
los dedos de madera,
con formas de corazón, tréboles,
onduladas, dentadas, lobuladas
de diversos colores verdes
en prímula del tiempo.
La tierra empuja la vida,
la luz esencia el néctar mágico
de la belleza que aparece:
el agua alimenta el ropaje
del auténtico milagro.
Y así crecen los frutos
que refrescan mi boca con sabor a gozo,
me trasladan a
longitudes distintas
sin moverme de la latitud;
ardiente amor con aromas del bosque
cuando tus labios besan los míos.
Yo soy del Paraíso imperfecto
donde existía el árbol de la ciencia del bien y del mal,
y ahora voy por estos campos de espesura
buscando florecillas silvestres
que alimenten mi nostalgia
de Dios.© Luis Vargas
Me resulta muy bueno, amigo. Abrazo
ResponderEliminarEstupendo poema.
ResponderEliminarAhora en primavera, quizás brote algo nuevo, y la nostalgia desaparezca -milagro de la naturaleza-, aunque no es por desanimar, pero con tanta inundación y aguceros, ni la más bella flor nacerá (dijeron el otro día, que el Jerte, este año, no trae flor a causa de las lluvias)
Besos