Seres
extraviados peregrinan
por
los modernos coliseos,
entregados
al destino.
Se fatigan sobre las calles verticales
Se fatigan sobre las calles verticales
sin
horizontes, más allá del gris sucio,
que
duele en la vista
asfixiada por la fronda de concreto
que
reprime las luces
con
engendros de imitaciones estáticas.
Abandonen
los lamentos en las calles,
dejen en las nubes de bióxidos
dejen en las nubes de bióxidos
el
desequilibrio y las maromas.
Besen
ansiosos, hasta oxigenarse,
los
altos sueños que definen.
Esgriman
caduceos atizados
con
magma de revelaciones,
abandonen las tibiezas y el desmedro
profanen los fundamentos, si es necesario,
múdense las piernas: ¡háganse un favor!
abandonen las tibiezas y el desmedro
profanen los fundamentos, si es necesario,
múdense las piernas: ¡háganse un favor!
pichy
Pichy o José, yo también en estas ando extraviado, en una ciudad que no es la mía ni la de mis antepasados. Y sé que es una macana, pero soy como el jilguero que no vuela aunque tenga la puerta de la jaula abierta. Así que, siguiendo tu consejo, me quedan muy pocos días para hacerme ese favor y volar al Sur, siempre al Sur.
ResponderEliminarAntonio.
Muchas gracias, amigo, por la amabilidad de detenerte en mi escrito y el afable comentario.Sí, hoy día es hora me mirar al sur; aun, permaneciendo en el norte.
EliminarAbrazos
Me ha llamado la atención su estilo poema/recomendacion, amigo. No obstante, creo que para darle agilidad, ritmo, habría que dividir en más estrofas.
ResponderEliminar... que duele en la vista
asfixiada por la fronda de concreto..., estos dos versos, no me dicen nada, y por igual creo no son necesarios.
Besos
Muchas gracias, amiga. Noto las observaciones (aunque, semánticamente, encuentro muy claro: la vista duele y se pierde entre la espesura que forman las muchas construcciones de la ciudad —es común, la expresión: jungla de concreto, por ej—), y me dentendré en ellas, sobre todo, para ver si en realidad son necesarios los versillos, y tratar de dar con el ritmo (ése, que no se me da fácil; miseria de oído, que me ha tocado!)
ResponderEliminarBesos
Me ha gustado eso de volar hacia el sur. ¿Al sur de donde? Yo vivo en sur de España y en el norte de África...¡todo es tan relativo! Yo también vivo en una ciudad que no es la mía ni la de mis antepasados. No soy de aquí ¿o si? porque dicen que uno no es de donde nace, sino de donde pace.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu amable comentario, amigo. Ah, es que ahora, nuestro Norte es el Sur: decimos los revolucionarios latinoamericanos —y se van sumando de otras regiones; en los intercambios Sur-Sur—
ResponderEliminarSiempre el Norte —con que se ha denominado por años, a los países desarrollados— ha impuesto el sistema de vida en el Sur —países pobres o subdesarrollados—. Siempre los del Sur aspiraron a vivir como los del Norte; copiando sus "democracias", aspirando a sus modos de vida. Ya es probado, por ej, que si todos los países del mundo, lograran el estilo de vida yuma; no alcanzarían los recursos naturales del planeta, y todo colapsaría. Por lo que se hace necesario, para que el planeta pueda sostener nuestra sociedad-civilización, cambiar la forma de vida, eludiendo el consumismo para que no se agoten los recursos de la naturaleza (algo así, como el sistema sueco-alemán-japonés, de hace más de una década). Hay que eliminar el obsoletismo programado en los equipos, hay que gastar menos combustible, hay que luchar contra la erosión de los suelos y la desertificación de los mismos, etc.
El sentimiento de pertenencia, no es coincidente en los humanos. Algunos añoran ser o pertenecer al país o la región, que cumple sus “sueños”; otros se aferran al terruño donde vieron la luz, aunque al siguiente día los lleven para la Conchinchina; otros se aferran a una cultura, aún sin suelo de nacimiento: tal fue el caso del pueblo Hebreo, que mantuvo su patria en la mente, sin importarles donde nacieran (la religión fue su culto y nación). Los hay que no tienen patria ni madre.
Abrazos