No soy
partidario de parcelar la poesía. ¡Ya sé que la Ciencia avanza una barbaridad!,
y no es posible abarcar todas sus disciplinas. Por eso, teniendo en cuenta que
el conocimiento proviene de un mismo tronco, tengo mucha precaución de
parcelar, clasificar o encasillar la poesía en generaciones, escuelas o movimientos.
No vaya a ser que se rompa. Como decía Parménides: «Lo que es, es». Aplicado a
nuestro asunto: «la poesía es poesía», sin más; aparte de los recursos propios
del oficio de cada artesano. Y como el movimiento se demuestra andando, Begoña,
sin eufemismos hago ese propósito en el siguiente poema. ¡Va por ustedes!
UN LECTOR LE ESCRIBE
De sus poemas,
prefiero los abiertos,
no muy largos.
Los espejados, transparentes,
donde reconocido
a veces no me reconozco;
los amorosamente epicenos,
murmurando música barroca
—tonalidad, melodía, cadenza:
cierto aire de oboes y flautas—
que sugieren variaciones, otro enfoque;
los acabados
que se transforman en otros distintos
con sólo cambiar un sustantivo
—sin perder lo ya compuesto—;
aquellos, sobre todo,
que rezuman deseos, sensaciones,
pongámosle algo de entusiasmo y pasión
—nada con exceso—
Los demás, tan sublimes,
se los devuelvo con Hermes
—comprenda mi torpeza—,
a mí nada me dicen.
(Un lector le escribe).
© A. García
Bien, amigo, no parcele, ni encasille, pero siga compartiendo poemas con nosotros de mismo ritmo, transparencia, sultura... con la que ha ejecutado éste poema. Compartamos opinión de los aportes que se expongan, para aprender y disfrutar de la poesía.
ResponderEliminarY si es necesario enviar a Hermes, le ponemos en plantilla.
Un saludo.
En el mejor de los casos,
ResponderEliminarel destino nos inclina hacia lo vacuo
de la misma manera, que los canales de Venecia
inundan la ciudad, poco a poco,
en la antagónica realidad de crear
apestosidad y belleza,
o la Torre de Pisa que va cayendo
fuera del eje de su vertical
se inclina y sostiene
por las miradas de anhelo de los visitantes.
Y cabe la posibilidad de que caíga
como lo hizo El Coloso de Rodas,
los Jardines Colgantes de Babilonia,
el Faro de Alejandría,
o la historia olvidada y oculta de la historia
que crearon los historiadores.
En el mejor de los casos,
la poesía es una espiral de versos
cuya fuerza centrípeta los engendra y acumula,
diseminándolos por la fuerza centrífuga
como una galaxia que se expande.
© Luis Vargas
El poema me resulta estupendo, amigo. Por igual; creo que eso puede ser lo que guste a un buen número de lectores. Otros gustarán de los enigmáticos; que han de disfrutar adueñándose del mismo, acomodándole a sus antojos. Pienso, que la poesía, o buena parte de ella, requiere del ejercicio intelectual del lector, para lograr su interpretación personal —que puede diferir de las intenciones del poeta—. Aun hoy, aquellos no instruidos en literatura —que son mayoría— prefieren la poética de Bécquer, Buesa, etc.I ncluso, para muchos, no hay poesía más allá de "la del alma"; sólo en los dulces madrigales y en los cantos a la belleza, la degustan. Por eso, digo yo, la poesía ha quedado a la zaga de las formas literarias. Queda mucho camino, para cambiar el gusto estético de las mayorías; para que los no iniciados en la literatura, puedan disfrutar de la poesía inteligente o que no se da en una primera lectura, y no la prefieran "con las palabras y frases poéticas establecidas y gastadas". Por otro lado, el realismo, de tanta actualidad, no es poesía para muchos, etc. Basta pasear por estas redes —con sus miles de "poetas" y amantes de la poesía—, donde matan el ocio y sus enanos, personas de algunas posibilidades económicas y culturales; difícil, encontrarse un minero, un campesino, etc, gastando tiempo y dinero por estos lares —y estos forman la mayoría—. Por eso el llamado de los intelectuales de izquierda al regreso de la poesía social y de la conciencia; porque existe la necesidad real de convertir la poesía en un arma, en una herramienta; donde el hombre encuentro reflejado sus problemas, ansiedades y anhelos —ésa, que les haga decir: es verdad lo que dice—. Lo que no puede ser el regreso a la poesía panfletaria y, abiertamente, partidista. Hay que lograr el acercamiento de la poesía al hombre común: ese es el reto. Yo siento, que algunos lo van logrando, y, lo denoto, al menos, en las librerías de mi ciudad y en sus tertulias literarias; donde cada día crece el número de jóvenes, y se va diciendo con fresco desenfado, sin "teques" sobre nuestra realidad, en disímiles formas e infinitos temas. Y leyéndoles y oyéndoles: me declaro incapaz, de lograr ésa poesía qué tanto disfruto.
ResponderEliminarMuchas gracias + Abrazo
Buen comentario y reflexión, pero lo que no cabe duda, es que la poesía no tiene porque tener tema predilecto, sino que, siendo tendencia, tema o generación cualquiera, sea buena poesía porque impacte en el lector como un reloj despertador de emociones que nos haga mejores y más libres y todo depende de la palabra usada y su colocación en el verso.
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