Salgo a
la librería.
En
medio de la acera
dos
mujeres charlan
quitándose
el aire,
como si
fuese
el fin
del mundo.
Rodeo,
continúo,
llego.
Entro, hojeo,
pregunto
por un título,
lo
compro. Vuelvo. Allí
siguen
las dos, hablando
desesperadamente.
Las
sorteo, piso
una
cagada de perro.
Me cago
yo también
en todo
lo que se mueve.
Ellas
ni se inmutan.
Me
limpio en el bordillo.
Ya en
casa, las zapatillas
y un
cedé de Bill Evans,
abro el
libro al azar
—
página veintidós —,
qué
cosas, a Iribarren
le pasó
algo parecido…
«¡Para
esto era la revolución!».
© A. García
* Aquí iba otro poema pero,
leyendo “Enigmas” de Luis Vargas, se ha colado este.
¡Qué bárbaro! Me gusta. Es un poema con mucho ritmo y síntesis, del estilo de mis "proteopoemas" que no conoces, claro, pero ya te presentaré alguno.
ResponderEliminarEl otro poema, ese cuando leías Enigmas, no te cortes y pónnoslo.
Aquí, como habrás comprobado, sólo somos 4 contigo y está permitido interpelarse y comentar según nos parecen los poemas. No hay trifulcas, ni "argentinas" y es muy raro que invitemos a alguien y tu has sido una excepción de la que yo, particularmente, me alegro mucho.
Me resulta muy bien, amigo, con ritmo e ironía vivencial, y actual desenfado.
ResponderEliminarAbrazo
La claridad y síntesis me ha gustado mucho.
ResponderEliminarHay mierdas, que por mucho que limpies, su tufo perdura...
Me alegro de tu participación en esta senda.
Saludos.
El gusto es mío, gracias a Luis; al que conozco de hace unos años, cuando
ResponderEliminarpadecíamos a las argentinas pedantologísticas. ¿Te acuerdas Luis?
Claro que me acuerdo ¿no me había de acordar? sobre todo de Fany y su persecución hacia ti con su bipolaridad trascendente con arrebatos de confuso léxico y grandielocuentes prosas poéticas de amor desesperado, como esta por ejemplo:
EliminarPara tomar métricas correctas, de frente en el espejo como quien mira
a la vida en permanente desafío, apoyaras la lengua abierta, sudando
todas las esporas, la pegaras sobre la otra lengua que plausible
espera, impregnar en cada gota toda la genética invertida en un solo
sorbo para ser la osmosis de esa memoria tan antigua que viene
nadando desde que fuimos anfibios, coleteando esa intrepidez por
abrirnos paso a este encuentro que mitad mágico y el resto mítico
aprovecha para vernos en la andrógena fracción de darnos cuenta que
fuimos arrojados del cielo a la tierra en dos soplos fuertes de
cerbatanas para herirnos venenosamente justo antes de esta guerra que
nos provocara hacernos desde esta paz el amor.
Y me siento al filo del espejo sin sacar más cuenta que la pulgada de
tu dedo elevando al cielo, como un Dalí que promete en un brindis
ciego y rotundo el trazo perfecto. Despúlgame cada vértice de este
cuerpo geométrico cansado por no encontrar la formula perfecta que me
lleve a deletrear de corrido el tetragrámaton aunque se desde la luz
oscura que impulsan tus ojos, que si recorres desde cuatro dedos mas
abajo de mi ombligo con tu pulgar la letra pi, como lo hacían los
griegos, podrás hacerme sentir que la incógnita de decir tu nombre se
despeja empezando por apretar los dientes fuertemente en tu hombro…
tres gotas de sangre me saben a la metálica sustancia del niquel y
del azogue, otra vez de frente a los espejos-despejados.
Voy a pelarme primero contigo y después con las matemáticas para que
sepas que he buscado tu antitesis, hay un punto en donde se
encuentran ensimismados todos los amantes, en un pinche de acero se
van agujereando por el mismo punto hueco, en ese salto al abismo, los
cuatro líquidos donde hicieron contacto sin imaginarse que sería el
principio físico de la electrólisis, esa corriente alterna mojada de
flujo y esperma que van interactuando para hacer de este momento
Conciente la parálisis.
Cómo romper la tangencial imagen de universos trastocando trovas de
amor, en esta teoría de control-psiques si solo me lleva a perderme
en la neurolocura de una culpa más grande que tu universo deprimido.
Se mi cómplice en este asesinato en masa, masa es… la relación entre
la fuerza de atracción de dos cuerpos y la aceleración de dicha
gravedad.
Giremos entonces hasta marear todos los conceptos sociales, giremos
entonces hasta que me lleves a la perdición de no saber mas de
culpas, que sean solo esos instantes de sal que dejas en mi boca por
el curtido de beso a los cuales entrego toda teoría de Tiempo y
espacio.
Fanny