Musita,
desde el comienzo del olvido,
palabras para la fe.
Pobremente
convencida del triunfo en la humildad
—destrozada
en el laberinto de la existencia—
le
resulta un bien mental cada estrofa lograda
—desnuda
en la penumbra de su balcón—.
Es
humano declamar entre los nimbos
y
descubrirse ante la refulgencia del auge
en
las brumas apocalípticas de los dioses.
Pero
es cándido esbozar nombres que salvan,
en
una época de mártires mudos
y
estrellas nucleares,
que
no se superará con la luz
de
las velas del santuario
y
los buenos deseos profetizados al ocio.
Muerden
los dragones del deseo
como
fieras enardecidas
y
el hombre se desorienta en banalidades.
Esta
justicia virtual que nos presentan
calza
los suecos
de
la inmemoria y el desamparo.
Pichy
Vale. Hay tantos poemas enviados tuyos que no tengo tiempo de revisarlos todos. Abrazos
ResponderEliminarSi no presento es que no presento, y, si presento muchos es que son muchos.
ResponderEliminarAbrazos
¡Claro hombre! sé más equilibrado, ni tanto, ni tan calvo. Presente uno o dos y espera que te contestemos. Pero bien está lo que bien parece.
ResponderEliminarSea. Abrazos
ResponderEliminarLa síntesis del verso es el éxito del poema:
ResponderEliminarMusita
en el olvido,
palabras de fe,
como laberinto de la existencia
en estrofas logradas
desde un balcón.
Entre los nimbos
surge el auge de un rezo
resonando entre las brumas
la esperanza humana.
Ilusión de salvarse,
época de mártires mudos,
estrellas nucleares
que no superan la luz
de las velas del santuario
y los buenos deseos.
Dragones muerden sufrimientos,
porque el hombre se desorienta en banalidades,
con la justicia virtual desvirtuada
que calza zuecos
de la inmemoria y el desamparo.
Bien notado, amigo. Gracias + Abrazo
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