He abierto los ojos a la mesura de los vértices
extrayendo cristales de las pequeñas siluetas
que proyectan susurros de alusiones remediables
contra el litigio.
Una figura, celular y acoplada, en la reflexión
de una noche abierta,
una voz que habla de nuevas ilusiones
ante los estruendos del oriente,
enloda las misteriosas plegarias por la paz.
una voz que habla de nuevas ilusiones
ante los estruendos del oriente,
enloda las misteriosas plegarias por la paz.
Apasionados, incitadores versos infinitos
abren los raciocinios ataviados del altruismo,
en minoría que no se escucha.
Un hervidero de justificaciones tempranas
Un hervidero de justificaciones tempranas
posibilita las ráfagas
y el hombre, ciego, grita de bruces
suplicando piedad a sus dioses…
y el hombre, ciego, grita de bruces
suplicando piedad a sus dioses…
¡Cuando éstos se rinden
a la voluntad de otros hombres!
Pichy
Muy, muy buen poema.
ResponderEliminarMuchas gracias, amigo, me satisface mucho tu valoración. Fuerte abrazo
ResponderEliminarY...
ResponderEliminary que me ha encantado por su ritmo, por su expresividad e imágenes
ResponderEliminarY...espero el comentario de Bego, y, te reitero las gracias,y te doy otro abrazo, y sigo trabajando, y estoy en Auditoría del Sistema de Gestión de la Calidad...y saldré muy bien en la Auditoría, y...nos vemos.
ResponderEliminarNo sé por qué no hay comentario mio... recuerdo haber leído el poema.
ResponderEliminarLos versos largos ofrecen espacialidad a la ilustración y buen ritmo.
Se sigue a las masas por no sentirse en minoria, aunque se contradigan los actos con la persona, de ahí las suplicas...
Aunque el poema acabe en exclamación, hay un por qué entre lineas. Es un fantastico poema que lleva a pensar.
Besos.
Muchas gracias, amiga, por la amabilidad de comentario.
ResponderEliminarBesos