viernes, 4 de septiembre de 2015

VACACIONES CON MALA FOLLÁ

Julio de 2015 ( hago constancia del año, para futuras lecturas si las hubiese. - la memoria me va fallando, una ya tiene su edad-) Realicé un viaje vacacional a la tierra del turismo, top manta, pescadito frito, tapas, calor y su mala follá; una tierra con arraigos Nazaríes, guerras territoriales, y reconquistas cristianas: “Graná”. No, no voy a dar ninguna clase de historia, es una mera introducción al consiguiente relato. Continuo...

Es menester, que después de 6 horas de viaje , 550 km. de distancia del centro peninsular a la costa Tropical uno se acerque hasta el mar ¡coño, pues a la la playa! me dije. Ahora el resabiado lector e instruido en veraneos dirá que, vistas una, vistas todas; pues no. Es cierto que el agua, es agua... y con su concentración de sal, su oleaje... pero, y la arena, esa arena abrasadora que te hace dar saltitos cuando tus pies no soportan su temperatura... pues bien, sólo conseguí verla, el ultimo día. Sí, sí. Y no vaya usted a creer, que estaba en su hábitat natural, extendida, pisoteada, agujereada por las sombrillas y mojada por su adentramiento pasional en el mar. No, mi querido lector, la encontré dentro de una botella en miniatura, con una inscripción que rezaba: “Recuerdo de la playa de Almuñecar”. Seis días y siete noches, recorriendo la costa granadina y era la primera vez que encontraba tanta arena junta; 10 ml. de arena blanca explotada para engaño del turismo. La alfombra costera de Granada, son piedras. Grandes, medianas, pequeñas, redondas, alargadas, con filos, grises, rojizas, azuladas... La variedad es infinita, sin embargo se les llama “china” (Piedra pequeña y a veces redondeada. Definición de la RAE). No es que no supiese lo que es una china ( piedra), pero en mi ingenua andadura de viajar, consideraba a las chinas de las playas, como las asiáticas que propician masajes para lograrse un jornal, y al turista bienestar - pues bien me hubiese venido para mis doloridos pies, lumbares, trasero... que buscaron acomodo durante toda la estancia en la playa sin un resultado favorable- Y que decir al lector de los famosos castillos de arena con los que los niños se distraen cuando no están en el agua; son fuertes, murallas, rompeolas... si pueden, háganse una idea. Serrat en ese paraíso de piedra, no tiene nada que hacer; niño, deja de joder con la pelota..., ¡imposible!; los niños están sentados, comiendo los churros del kiosko de la playa. Sí, sí. Churros, no hablo de sardinas, ni cerveza, no. Sino de ese manjar dulce, recién hecho, calentito, que mantiene a todo goloso en silencio, y que a 38º de temperatura, te hace sudar... Aunque yo soy más de salado, pero aun teniendo mi punto dulce, por no salir del redil de sombra que me propiciaba una enorme sombrilla, a riesgo de sufrir una lipotimia y desplomarme sobre las características chinitas de la playa, dando lugar a un accidente aparatoso que irrumpiera mis soñadas vacaciones, prescindí de tal manjar, pero por las moscas que rondaban la sombrilla de al lado, donde un muchacho, con los mofletes manchados de azúcar, y con un silencio sepulcral, pude adivinar, que están de diez. En fin, no todas las playas son iguales, pero dejemos las chinas y los churros, que hay que conocer la Alhambra y Granada Capital.
Las entradas para dicha visita, ya las había sacado hacia meses, me advirtieron (la magia de Internet), que se formaban colas y sin previa compra, habría que estar en la puerta antes de las 6:00 de la mañana (entiendo que haya que sacar partido a las vacaciones, pero a esas horas me resulta un despilfarro en el aprovechamiento de tiempo). Al rededor de las 10:30 de la mañana estábamos en Granada, con una temperatura de 30º y buscando un parking. Había un primer parking, pegado a la puerta de entrada reservado para autobuses, que estaba vacío. Un segundo con un cartel de completo, con alrededor 50 coches, y un tercero, donde logramos aparcar. Si hablamos de distancia hasta la puerta de entrada: unos 2 Km (y según tengo entendido, tuve suerte). Una vez transcurrida dicha distancia, a pie, cual fue mi sorpresa: ¡no había colas!, nadie esperando, ¡qué bien!. Recojo las entradas, y comienza la visita... ( iba acompañada por la familia ).
-No voy a dar detalles de tal aventura, pues creo que esa maravilla no se puede contar, hay que vivirla. Y me faltan las ganas de alargar el relato, desencadenado una más que probable somnolencia del lector, con un copia y pega de la whikipedia. Aunque sí dejo como sugerencia: realizar la visita en primavera u otoño, ya que los 43º del mes de julio no son apropiados para subir cuestas, escaleras, e ir cargado con niños y agua. Incluso para aquellos que con 20º sudan, recomiendo el invierno. Pero eso sí, no hay que dejar de visitarla. -
Casi a las tres de la tarde, agotados, salimos de nuestra visita y aun nos quedaban 2 km. hasta el coche y volver..., pero no se podía acabar la visita, no. Y aunque la ciudad de Granada, fuera de las murallas de la Alhambra nos estaba esperando, nos declinamos por realizar la visita en otra época del año, no obstante había algo que no podíamos dejar de ver: A mi amigo Luis. Así que cuando llegamos al coche, con los pies a rastras, desfallecidos por el calor, la sed, y el hambre le llamé y quedamos en un restaurante a comer. Y allí, bajo el fresquito del aire acondicionado, por fin, mis labios se mojaban del rico y frío zumo de cebada, la cerveza. Ah, sí, y conocí en persona a mi amigo Luis y su mujer Juana. No piensen mal, que no le resto importancia, era por poner una gota de humor, ya que el sudor, era a chorros.

Quisiera poder expresar lo que se siente, cuando una amistad que se ha fraguado durante años, de manera virtual, rompe la pantalla, el teclado, las fotografías, y se convierte en tacto, besos, abrazos, voz, miradas, respiración... El primer impacto es de no me lo creo, que me pellizquen para despertar de este sueño, y el segundo impacto, el del silencio. Enmudeces viviendo una realidad tan bonita, hasta que la cervecita se une en el brindis. Entonces entonas risas. La comida, copiosa y buenísima se asienta y el calor, ese calor que doblega al aire acondicionado, nos sacude hasta abortar la intención de salir a fumar. Luego, unos chupitos, de no me acuerdo que licor, pero que más da, lo bonito es brindar por esa amistad, ese encuentro. De ahí, nos abrieron la puerta de su casa... y felices, moviendo la cola, salieron a saludarnos dos perrillos Leo y Pichy...Pero no solo fue el disfrute de la compañía de estos grandes amigos, sino que su simpatía, armonía, afecto... se podía palpar. Hablamos un poquito de todo, tuvimos presente a nuestro amigo Pichy. No, al perrillo, no. A nuestro amigo José. Mi querido lector, si a usted le quisieran como quieren a ese perrillo, no le importaría, que llevase su nombre (un hincapié para las risillas malvadas) Y por su puesto, no pudo faltar la poesía. Durante nuestro encuentro tuve la oportunidad de ver en primera persona las obras pictóricas de ambos artistas, perdón, artistazos. La biblioteca privada, con colecciones magníficas. Los barquitos de madera, los soldaditos de plomo, los relojes de bolsillo... respire el trabajo y la inspiración de un gran poeta. Juana, mi querida Juana, fue un bálsamo para los niños, la pequeña se durmió en su regazo, y mientras, le enseñó un juego al mayor... Me llevé mucho de allí, para lo que yo dejé a cambio. Me siento en deuda. Y todo tiene su fin, y debíamos regresar al hotel, con la esperanza de volver a encontrarnos (os queremos amigos)
Y de nuevo, a la playa de chinas... y a conocer Almuñecar, el Castillo de San Miguel (más cuestas, más calor), Los Peñones del Santo (más escaleras), el Acueducto y las Termas, El parque del Majuelo, el atardecer  reflejado sobre las chinas, perdón sobre el mar, las jarras de cervezas del bar de tapas de al lado del hotel ( era obligada la mención) La camarera, una mujer simpatiquísima, sabia como nos gustaban las cervezas, y nos tenía las jarras en el congelador para cuando llegábamos...y, ¡qué tapas!. Los paseos, el top manta, la gente, el ambiente... en fin, una tierra maravillosa, de la que me queda mucho por conocer, aunque le sobre la mala follá.



(Dedicado, con mucho cariño, a Juana, Luis y Pichy, porque a pesar de la distancia, sabemos estar unidos)

12 comentarios:

  1. Lo he leído varias veces, amiga. No puedo evitar ir más a las emociones que transmite, que al cómo lo haces. Te agradezco la amena y divertida narración —que a pesar de estos atributos, me resulta personalmente emocionante—. Tienes que ser una mujer maravillosa, un ser humano encantador —sin caer en ñoñerías, que es de lo que más me gusta—. En verdad que hemos construido un trío...qué no sé no cómo definirlo. Ya UDs dos se conocen personalmente, han intercambiado por tlf...solo quedo yo, separado por la mar; pero, muy contento de este acercamiento, en verdad.
    Nada, la nerración me resulta estupenda.
    Buen finde!
    Muchos besos

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    1. Tu estuviste con nosotros Pichy y tal vez, un día, nos juntemos y abracemos, por mucho mar que alla de por medio. Nuestro trío ya, es inseparable.
      Un abrazo

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    2. Gracias, amigo. En parte, así lo siento. Ojalá, y que así sea: siempre unidos los senderistas.

      Abrazos

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  2. Setiembre día 5 de 2015 hago memoria hoy de esta contestación o comentario para hacer constar que este año fue malo, pero tuvimos alegrías y algunos hasta vacaciones que, al final, es lo que se recuerda con agrado.
    Es verdad que la tierra granaina es la de la mala follá, la del chavico, la del saquito, la del "¡qué paza!" la de la tierra sin vega, la del río Genil, Darro, Beiro y Monachil, que riegan la pequeña vega, que mira que la están regando, con poca agua, con mucho orgullo, con todo el alma. Donde Lorca escribió aquello de:
    Verde que te quiero verde.
    Verde viento. Verdes ramas.
    El barco sobre la mar
    y el caballo en la montaña.
    Con la sombra en la cintura
    ella sueña en su baranda,
    verde carne, pelo verde,
    con ojos de fría plata.
    Verde que te quiero verde.
    Bajo la luna gitana,
    las cosas le están mirando
    y ella no puede mirarlas...
    Donde lo gitano es lo menos atractivo, siendo lo arabesco, las calles retorcidas, su Albaicín y su Alhambra lo más destacado. Nazaríes de grandeza, los verdaderos granainos, que vestían de seda pura, labraban la tierra al pie de La Sabica, bebían y cantaban como fiestas hermanadas, que sabían de ciencia, astrología, arquitectura, regadío por doquier en acequias gordas, y el gran comercio que engrandeció el reino Granaino como nunca jamás tuvo ya explendor.
    Conquistada por la Reina Isabel La Católica a Muhámmad XII (conocido como Boabdil "El Chico") en 1492, ocupada por cristianos viejos castellanos que creó un ambiente de tensión y "mala follá" es decir, que le daban mal al fuelle del caldero porque no sabían y es entonces cuando se empezó a decir que el granaino tiene mala follá: Según explica José García Ladrón de Guevara en su libro 'La malafollá granaína', es "una suerte de mala hostia gratuita que los granadinos repartimos sin ton ni son a todo aquel que nos rodea y que, en ningún caso, denota mal carácter, ni mala educación, ni animadversión en particular por el interlocutor. Tampoco denota desinterés o apatía en el granaíno, como dicen algunos. Es una reacción espontánea, a una forma de ser y de vivir: la malafollá granaína. Que sí, existe, no es una leyenda urbana. Es su realidad. Sin ofender."
    (continúa)

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    1. Y claro que sí, las playas son de "chinos" no de arena, porque la arena se pega al cuerpo tendido y empaca los pliegues corporales, es molesta con el viento y se embarra. En cambio el chino tiene "mala follá", evita que la gente se bañe si no sabe nadar porque se pincha los pies, y ayuda a que las familias se tumben al sol a comer la tortilla de papas y el guiso de hinojos alrededor del chambao que se fabrican mientras los hombres van al chiringuito a beber cerveza. El "chino" está en toda la costa Granaina y eso es lo que hay. Almuñecar tiene un encanto especial: todo granaino se va allí de vacaciones y ocupan el pueblo como una invasión, de forma que ni se puede andar. No porque sea un lugar privilegiado, es que es lo que hay, y no hay más. Los que van a los buenos hoteles que allí se encuentran, no van a la playa, sino que se bañan en las piscinas bien cuidadas del Hotel y no comen en los chiringuitos. El granaino baja con el coche repleto de sillitas, enseres de cocina, viandas de todas clases, monta su paraje y pasa el día, por la noche se vuelve a Graná, menos algunos más adinerados que tienen allí su apartamento que usan todo el año y que suelen ser extranjeros ingleses y alemanes al margen del granaino clásico. Y de 27000 habitantes, pasa a tener en verano casi 100.000 habitantes, por lo que no se puede aparcar, ni pisar el suelo, ni la playa, ni los bares, ni nada. Pero es un pueblo muy bonito con edificios peculiares, algún puente romano e iglesias del siglo XVI y grandes extensiones de aguacates como único lugar de España donde se cultiva esta fruta por tener un clima subtropical.
      La belleza de Granada es hoy un mito, porque es una ciudad incómoda, porque se prohíbe cruzarla en automovil, llegar al Albaicín en automovil, ir de una punta a otra en automovil, sólo bordearla por una circunvalación que se ha quedado pequeña. Casi todas las calles se prohíbe aparcar o son zona azul y no metro, solo autobuses que recorren barrios y no la ciudad completa y hay que andar transbordando y gatando un dineral o en aparcamientos subterraneos que hay muchos, o en el autobús. El Albaicín y la Alhambra es la antigua ciudad granadina, pero como no vaya usted andando, subiendo y bajando cuestas, su hermosura solo la verá en las postales que se venden. Y, cómo todo esta sociedad, la hermosísima alhambra está comercializada y no pasa usted a verla y disfrutarla sino pagó sus billetes con dos meses de antelación y no crea usted que le dejan verla toda...solo lo más conocido, más o menos la mitad de lo que es la ciudad original de la Alhambra y sus jardines del Generalife.
      Y yo que soy extranjero en esta ciudad aunque vivo aquí hace 38 años, puedo afirmar y afirmo que como no soy granadino me mantienen al margen de amigos, familias, grupos temáticos, etc, porque el granaino es una familia completa cerrada y de pocos amigos que no sea su propia familia.
      Pero tu redacción o nota de viaje me ha encantado, sobre todo, por lo bien escrito que está y cómo calaste en el ambiente de la "mala folla" y qué bonito lo que hablas de nuestra amistad que comenzó en un internet poético, cómo fue de lindo conocerse en persona y teniendo tantas cosas de qué ahablar, cómo no sabíamos qué decirnos, sólo nos agradaba mirarnos, tocarnos reírnos y ver que éramos reales y no virtuales.
      Muchas gracias por tus alabanzas a nuestras pobres manifestaciones artísticas y somos nosotros los que te damos las gracias por tú amistad y, cómo no, de los niños no me voy a olvidar, porque son preciosos y nos hicieron felices aquella tarde.
      La amistad perdurará entre nosotros porque hemos comunicado interiormente y, al fin y al cabo, somos castellanos y no andaluces (ya sabéis que dicen que Jaén, no es una tierra andaluza) aunque muchos andaluces son muy simpáticos y casi todos cantan y bailan y saben contar chistes y hasta yo diría que saben vivir bien.
      Un abrazo a ti, a Victor y besitos a Alex y Evita.

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  3. Qué bien sabes decir, amigo mío. Tienes muy fino ¨pico¨

    Pienso que Lorca, como maestro que fue, toca un tema social con el encanto del aire gitano y resaltando el verde de Andalucía.

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  4. Pero realmente mi "piquito de oro" solo sale en la escritura, hablando, soy más bien callado...¡cosas de la vida!

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  5. Hombre, así mismo resultan la mayoría de los buenos discursores, callanditos, callanditos...pero, cuando abren la boca el verbo les brota fácil y galano hasta el convencimiento ajeno.

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    1. Nos une La Senda, pero si no paseamos por ella de vez en cuando nos desentendemos de la unidad. Esto, como tu bien sabes y has dicho muchas veces, al cabo de un tiempo, acaba desapareciendo en internet porque la gente se cansa o se aburre y no le ve proyección ¿cuantos grupos hemos visto tú y yo en desaparecer y cuántas personas? y es que, igual que somos lo que comemos, también somos lo que escribimos. Buen finde, amigo

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  6. Para no variar, llevas mucha razón, amigo mío. por eso yo paso todos los días, en que entro a la erd, por la Senda.

    Buen finde!

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  7. Pero no solo es pasar, sino dejar huella, escribir algo, aunque sea contarnos lo que nos pasa a diario, pero sobre todo, no olvidemos la poesía y los autores importantes.

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