Qué la luz
no me ciegue,
que la sombra no me tenga como su única posibilidad,
para que
digan que justicia hizo.
Qué coexistiendo con las horas más delgadas
no me exijan
la intrepidez del más alto vuelo,
cuando no
guardo ni un pañuelo de la belleza;
porque me
obligaron a otros usos
y no alcanzó
la tela para achicarme
las aguas de
tantos reveses.
Cómo cantar la hermosura que me negaron,
atribulado
por los dogmas filosofales —y filosos—
de una rala
fealdad, donde lo bello olía a burgués.
Renacer a la poética como la voz del buen gusto
luego de
tanto realismo panfletario
conlleva su
tiempo y liberaciones.
Quienes
juzguen estos versos no me conocerán
ni se harán
cargo de la época:
digo, porque
lo más seguro es que nadie los lea.
Aunque, al
final, poco ha de importarme
si alguien
los lee o mis hijas los echan al cesto.
Sentí la
imperiosa necesidad de escribirlos
y el
desahogo me alivió la boca.
Feliz del
desembarazo me regalo el gozo
que sin tributación
alguna,
por mis
reales asumo.
pichy
Te corrijo, sólo el tercer verso, pues a mi parecer, a veces, haces frases desorbitadas cuando se puede escribir lo mismo con más claridad, armonía y arte rítmica: el poema es bueno, intimista y, particularmente, se destaca la emoción del poeta que se da cuenta que la libertad es muy importante y no es libertad estar subsumido a las doctrinas que rasan, lavan cerebros, y llenan de convicciones erráticas las almas nobles.
ResponderEliminarQué la luz no me ciegue,
que la sombra no me tenga como su única posibilidad,
que no digan que se hizo justicia.
Qué coexistiendo con las horas más delgadas
no me exijan la intrepidez del más alto vuelo,
cuando no guardo ni un pañuelo de la belleza;
porque me obligaron a otros usos
y no alcanzó la tela para achicarme
las aguas de tantos reveses.
Cómo cantar la hermosura que me negaron,
atribulado por los dogmas filosofales
de una rala fealdad, donde lo bello olía a burgués.
Renacer a la poética como la voz del buen gusto
luego de tanto realismo panfletario
conlleva su tiempo y liberaciones.
Quienes juzguen estos versos no me conocerán
ni se harán cargo de la época:
digo, porque lo más seguro es que nadie los lea.
Aunque, al final, poco ha de importarme
si alguien los lee o mis hijas los echan al cesto.
Sentí la imperiosa necesidad de escribirlos
y el desahogo me alivió la boca.
Feliz del desembarazo me regalo el gozo
que sin tributación alguna,
por mis reales asumo.
Muchas gracias, amigo.Sí que tienes razón, noto observaciones.
ResponderEliminarAbrazos