martes, 22 de julio de 2014

Careció hasta la sonrisa



No poseyó muñecas que danzaran
sobre cajitas de música
alegrándole los días,
ni despertó entre tules
y aromas de leche matinal.

No existieron
armónicos buenos deseos
al levantarse.

No conoció de besos y abrazos
para aliviar el dolor
de las caídas.

Sólo hubo en su niñez
soledades y declives

Ahora es el repudio
y la condena,
por lo que, desentendida
ante el umbral del precipicio,
ríe desconsoladamente.

Pichy

2 comentarios:

  1. Es un buen retrato de tanto niño desamparado que hay por el mundo como un proyecto que no es deseado.

    El poema no tiene rectificación o contrapunto dialéctico

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  2. Muchas gracias, amigo. Me satisface tu parecer.

    Abrazos

    ResponderEliminar

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