No poseyó muñecas que danzaran
sobre cajitas de música
alegrándole los días,
ni despertó entre tules
y aromas de leche matinal.
No existieron
armónicos buenos deseos
al levantarse.
No conoció de besos y abrazos
para aliviar el dolor
de las caídas.
Sólo hubo en su niñez
soledades y declives
Ahora es el repudio
y la condena,
por lo que, desentendida
ante
el umbral del precipicio,
ríe
desconsoladamente.
Pichy
Es un buen retrato de tanto niño desamparado que hay por el mundo como un proyecto que no es deseado.
ResponderEliminarEl poema no tiene rectificación o contrapunto dialéctico
Muchas gracias, amigo. Me satisface tu parecer.
ResponderEliminarAbrazos