De la matrona que niega los
abrazos
adivino lo felino sumergido entre
sus senos.
Sus concavidades hablantes
que no cesan de nombrar astutos
duendes
con los que trajina mi madurez,
y sus ojos de ángeles onduladores de alquimias
soban la música de las vitrolas,
que ya no existen
aquí, donde siempre se les
recuerda;
porque no sabemos de otras
mejores nostalgias
y cantamos imitándoles con cada
trago.
El amor se conforma con trozos
de ternura
en los sueños clavados por el
tiempo
cuando las llagas destrozan
desde el ayer
las canciones del presente, y
sus urgencias,
para que las matronas me
entreguen en la noche
esos brazos, que todo el día,
me han negado.
Pichy
Me ha gustado mucho el poema, amigo. Contiene mucha tristeza.
ResponderEliminarEl verbo sobar, no me llama mucho la atención...
Aquí matrona, suelen ser las mujeres que preparan y asisten a los partos.
Besos
Muchas gracias, amiga. Tienes razón, el ¨soban¨ es algo vulgar.
ResponderEliminarPor acá les llaman comadronas...y matrona, se les llamaba a las que dirigían prostíbulos —aunque, también mantiene su mejor acepción—.
Besos
Yo cambiaria "mueven" por "soban" y "meretrices" por "matronas" y si me apuras un poca, cambiaría "matronas" por "putas"
ResponderEliminarLlevo una semana con altas fiebres por virus gripales y mi cuerpo no está para irse de putas ahora..bueno, no lo estuvo nunca, asi que ¡imagínate!
No hombre, que ése no es el sentido. Mejor las ¨señoras¨.
ResponderEliminarDeseo que te mejores pronto. Gracias + Abrazo