Carga
contra los muros con obstinación infantil.
En el silencio que despierta a la ciudad
En el silencio que despierta a la ciudad
construye faros de arena
sobre los sueños de mármol
y el tiempo no le alcanza para la noble tarea
de incinerar los desperdicios.
En el intermedio del sigilo, por lo que fue,
se guarda los letargos horizontales
del espacio para idealizar,
y fantasea.
Transmuta las cúspides en diáfanos ambientes,
las evasiones infecundas en refugios amistosos.
En ocasiones, por las fisuras de la hipnosis
la noche se acrisola y emplaza su permanencia.
Quizás, la confusa recalada de los signos,
le impidan ver los resquicios de los muros
por donde se infiltran los fulgores
del alumbramiento.
Pichy
El primer verso describe muy bien el resto del poema. Hay situaciones en la vida que nos hacen ser infantiles ( caprichosos, inocentes... ) aun sabiendo que la realidad es otra.
ResponderEliminarEl poema me transmite mucha soledad.
Me gusta.
(el poema no me suena, pero su titulo sí, lo habías presentado antes?)
Besos
Muchas gracias, amiga. Me satisface que te guste. No, no o había presentado; revisaré, para ver si existe otro homónimo.
ResponderEliminarBeso
Sé que no soy nadie para arreglarte tus poemas, que yo sólo tengo intuición, pero no ilustración, que nací con introspeccionismo y escribí poemas, que leí a muchos poetas para aprender a decir bien lo que pensaba o sentía, pero olvidé que apenas tengo memoria para retener ideas y expresarlas -y la inteligencia sin memoria, es como un huerto sin hortalizas- y con el tiempo, cuando todavía no se me doblaba la espalda y me creía que subir a las cumbres era importante, edité algunos libros -tu lo sabes- luego me di cuenta que por muchos esfuerzos que hagas, el que tiene don tiene poderes, y querer sin poder es un absurdo. Entonces entré en soledad porque rechazaba en los otros lo que yo quería ser y no era. Y así es como hoy, a los 67 años, trabajo, por ideología y conciencia, en fabricar pesos y balanzas para cuantificar aires y vientos.
ResponderEliminarNo obstante, te doy mi parece sobre este poema, indicándote cómo lo escribiría yo con tu forma de escribir :
Con obstinación infantil
carga sobre los muros
del silencio de la ciudad
izando faros de arena
sobre sueños de mármol
y el tiempo no da
para incinerar los desperdicios.
En el intermedio del sigilo
por lo que fue se guarda
los letargos horizontales del espacio
para idealizar fantasías.
Transmuta las cúspides
en diáfanos ambientes;
las evasiones infecundas
en refugios amistosos.
Y, en ocasiones, por las fisuras de la hipnosis,
la noche se acrisola y emplaza su permanencia.
Quizás, la confusa recalada de los signos,
le impidan ver los resquicios de las mamparas
por donde se infiltran los fulgores
del alumbramiento.
Pichy
Al fin, hombre! Pero si hace años que eres mi tutor y recomponedor de poemas. Me tienes preocupado, porque ni respondes mis emails, ni comentas mis escritos. No me queda claro el mensaje de tu comentario. Crees que debo desistir de intentar escribir?
ResponderEliminarNoto tu reconstrucción.
Gracias + Abrazos
No, hombre no debes desistir, ni mucho menos, me habrás pillado en un mal momento. Lo que te quiero decir es que yo no me considero un maestro y últimamente estoy decepcionado de lo poético porque no me lleva a ninguna parte, pero es solo por mi caracter solitario, un poco misántropo, vaya.
ResponderEliminarQué bueno, hombre, que le tengo en gran estima...y, además, qué sería de mí sin UDs. La esencia no está en lo que consideres, no, tú eres un maestro —al mejor estilo de Makarenko—. Se denota como te complace transmitir conocimientos, lo que pasa es que yo soy un mal discípulo. Esas decepciones son momentáneas —yo las sufro cada dos o tres días—. Sé que no puedes dejar de escribir, bien lo sé. Mira, yo que veo mis desatinos, continúo...y sabes porqué; pues, porque lo disfruto, me sirve para descargar tensiones, para decir —aunque nadie me escuche— lo que deseo decir: es un desahogo emocional que necesito. Gusto de observar la vida que transcurre a mi alrededor, de auto analizar mis cuitas, etc., y para desprenderme de angustias escribo mis razonamientos —aunque, casi siempre, infelizmente—. La poesía salva, no me queda duda al respecto. Lo que sí, siempre, voy al lado oscuro —no me preguntes el porqué: no sabría explicarlo—. Los momentos de gozo, los disfruto y ya...no siento necesidad de escribirlos. Ahora, lo que me causa alguna angustia, siento la necesidad de escribirlo, quizás para exorcizarlo. Estoy leyendo casi todos los días, y escribiendo, aunque sea un versito. No te pido que bajes tu exigencia, ni mejor trato, sólo que tengas paciencia con el alumno ¨bruto¨, y no te canses de rectificarme e indicarme el camino. Me gustaría que contestases mis emails —o es que no los estás recibiendo?—. Un fuerte abrazo.
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