miércoles, 16 de abril de 2014

La caja de soldaditos de plomo y algún secreto más...

Desde el rincón donde os escribo
y medito y leo, juego y hago poesía,
viven mis fantasmas y mis sueños
resguardados por soldaditos de plomo
que vigilan los luceros.

Y aquí os lo presento y os invito
a entrar, como privilegiados míos,
a ésta humilde mansión, donde
la historia de mi existencia, anda
suelta. Está en cada pared, libro,
diplomas, objetos y recuerdos...
como el sonido de la música,
de una bandurria, que duerme.

Atmósfera de donde nacen
las musas de mis poemarios. 

© Luis Vargas                                                          
(Esto lo ha visto muy poca gente)   

 Rincón desde donde os escribo
 Parte izquierda del despacho/Biblioteca
 Parte derecha del despacho/Biblioteca

                                                        
Ventanal  del despacho con mi escudo en el cristal emplomado

11 comentarios:

  1. Qué bien, amigo. Noto el bargueño. Guardo fotos de tu despacho/biblioteca; pero, ahora muestras otros ángulos. También, me parece notar un equipo para ejercitarte, el vitral, un laud —que no dices si ejecutas— y las colecciones...todo me resulta de buen gusto, y me dice de tu pasión por la cultura. Se me hace el verdadero ¨rincón¨de un escritor —de un artista—. Muchas gracias por presentárnoslo.
    Fuerte abrazo

    Pd.- Ya han visto el lugar desde el que les escribo. Ahora, el lugar donde escribo, que es mi propia habitación, es una amalgama de equipos náuticos...y un reguero de libros —pues el librero no me alcanza; la habitación es de 5 x 5 mts, y, entre cama y muebles. apenas se puede caminar—. En cuanto pueda te envío unas fotos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me encantaría ver el lugar donde escribes.

      (No es un laud, sino una "bandurria" propia de las bandas -o rondallas españolas- de "púa" que se componen de guitarra, laud y bandurria. Aprendí a tocarla a los 12 años sin saber música y toqué con la Rondalla del Colegio San Antonio en el Teatro Español de Madrid. Pero como no todo es "montar en bicicleta" que no se olvida nunca, hoy no sacaría ni una sola canción. Pero dentro de su caja de resonancia, hay parte de mi vida, porque es la misma que me compraron mis padres entonces.

      Eliminar
  2. Qué bien, pues es un tesoro para ti, amigo. Has de dársela a uno de tus nietos, para que no se pierda.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Qué lástima! no tengo nietos, ni creo que los tendrá. Tendré que donarlo al convento de los desarraigados o al museo de los poetas invisibles.

      Eliminar
    2. Yo que sepa eres abuelo poético, y siendo así, tienes nieta poética, la que sabe de tu existencia aunque no entienda nada (jajaja), pero te ha visto en fotillos y ha escuchado tu nana.

      Aunque seguro que alguna de tus hijas, te dan nietos, y la bandurria se hará sonar, aunque sea a golpetazos.

      Besos

      Eliminar
  3. Es muy acogedor, tiene pinta de ser un buen lugar de meditación. Me gustan las estanterias, sus libros, el tiempo detenido en esos relojes, los soldados y su plomo. La luz en-vargada que intensifica la envolvente esperaza de la que cuelgan, ventanas con pasillos infinitos, arrecifes de colores y barcas varadas.

    Me ha parecido ver, que al final oscureciste el bargueño.

    Yo no tengo un sitio en concreto, mi pc es portatil -y mi culo de mal asiento-. No obstante, mi rincón preferido, es un sillón verde, al que enfundo con colchas y sábanas viejas... a mi espalda, colgado de una pared blanca, tengo El Guernica, (un puzle de 10.000 piezas que costó casi un año en encajar sus piezas, amen de su significado) a mi derecha un esqueje de un tronquito del Brasil, y a mi izquierda un acuario con dos tortugas. La mesa donde apollo el ordenador, mis piernas. La mejor hora del día, la noche.

    Besos

    ResponderEliminar
  4. Pues, ya los tendrás —no te apures; que ya los sufrirás—. A mí, me los traen los domingos, para cenar en familia...y me enguyo la comida; para levantarme lo antes posible de la mesa. Uno los quiere; pero ya falta la paciencia...y son torbellinos.
    Con hijas hembras, dificilmente, puedas escaparte de los nietecitosss

    ResponderEliminar
  5. Bueno, pues al tiempo que pasó, no creo que llegue a tener más que mi nieta poética a la que no conozco y espero conocer un día pronto. Mi hija mayor ya tiene 41 años y ahora oposita para ser maestra -aunque regenta una academia privada de enseñanza varia- y nunca quiso tener hijos. La otra de 39 años vive en inglaterra y no solo es que no le gusten los niños, es que le molestan con sólo verlos, la otra de 35 años, vive sola, sin pareja, sin padre ni madre, sin trabajo y estudiando oposiciones y, la última de 25 años, se acaba de echar novio y terminando su carrera de bibliotecaria, aspirando a trabajar en algo que nadie le ofrece y piensa irse a Alemania...¡vaya perspectivas para ser abuelo!
    ...todo el mundo tiene un padre, una madre, un tio en América, un hermano, un sobrino, un nieto...bueno, pues yo, no. Sólo una esposa, dos perritos, y 4 hijas diseminadas.

    ¡ay, misero de mi, ay infelice,
    apurar cielo pretendo
    ya que me tratais así!

    ¿Más que delito cometí
    contra vosotros naciendo?
    aunque si nací, ya entiendo
    que delito he cometido:
    bastante causa ha tenido
    vuestra justicia y rigor
    pues el delito mayor
    del hombre, es haber nacido¡

    ResponderEliminar
  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  7. No tienes poco, amigo mío. Cuántos andan solos por este mundo —mira a tu lado y los verás—
    A ver si levantas los ánimos, que te noto de ¨capa caída¨, hombre!
    En verdad los tiempos no están para tener hijos. Salvo en algunos países —que son los que menos debieran crecer— aumenta la población.
    Dejemos el asunto, y póngase a escribir, o a pintar, o a martillar...ya que ahora le ha dado por la carpintería. Que por suerte tiene salud y gratas faenas; para no aburrirse, como tantos otros.

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.