Con cada bastonazo
de la sombría suerte,
la
mente dibuja
paraísos
inasibles
en
mudables repeticiones…
mientras,
una voz externa
grita
“al degüello”
y
te ves, sorprendido,
con
un machete en la mano
desnudando
las palabras.
pichy
Estupendo poema, amigo.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias + Beso
ResponderEliminarMuy buen poema. Mucho ritmo
ResponderEliminarMuchas geacias + Abrazo
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