jueves, 28 de marzo de 2013

EL VERSO LLORA



La debilitada luz impide
ser consciente de los cuerpos
parapetados en la noche,
haciéndonos creer sus sombras
en fantasías elípticas.

Todos queremos decir
algo importante,
porque el verso llora
en nuestra mente
con necesidad de rezo
y de angustia,
pues no hay un diálogo claro
entre la vida y nosotros.

Quisiéramos cumplir
con nuestro trato
y que el verso naciera
en primavera,
que nada esté escrito
ni en letra pequeña
ni en parábola
y que estamos aquí
para algo.

Pero todo
es muy distinto
de lo que creemos
y pensamos:
somos inteligentes
para vadear las sendas
cruzar los ríos
y competir conquistando,
pero no tenemos conciencia
ni de quién somos
ni de dónde venimos
ni a  dónde vamos.

¿Será por eso
que unos pierden
y otros ganan,
y no hay un equilibrio
entre la realidad y el deseo,
la lluvia fina
que vigoriza los frutos
y cala la piel lentamente
y el aguacero que anega?

© Luis Vargas

2 comentarios:

  1. Lo encuentro bien, amigo, me discursa conversacionalmente; con buen ritmo.

    Abrazos

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  2. Nunca llueve a gusto de todos, aunque el poema me ha calado, con gusto.
    Besos

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