miércoles, 11 de febrero de 2015

TARTA DE QUESO Y FRAMBUESAS DE LA ABUELA (Narrativa a petición de Luis)

Hay que cambiar la chapa de las ventanas. No se puede dormir con este ruido. La lluvia parece un taladro de carretera y mis sesos se terminarán agrietando como trozos de asfalto. Necesito un café bien cargado y paracetamol. La abuela está dormida en su butacón verde. Le cae un hilo de baba por la comisura de la boca. Le gusta arroparse con la colcha de retales que le hice en el cursillo de patchwork hace dos inviernos. Cuando la veo amortizar los días a la sopa boba, pienso en mi futuro...
Tiene los típicos achaques de vieja. La artrosis la ha quitado agilidad y hace varios meses que pasa muchas horas llorando. Recuerdo sus tartas de queso, el olor a frambuesa se extendía por todo el rellano de la escalera haciendo que los días desapacibles como hoy, fueran dulces. Me da pena despertarla, pero tengo que ir a trabajar. Con frío y lluvia los clientes se duplican. Algunos me dicen que soy la única que les se dar el calor que necesitan. A mi me parecen gusanos arrastrándose a un cuerpo sin vida. Llevo mucho tiempo sin mirarme al espejo, temo no encontrar a la dulce chica de ojos grises y tez morena. Desde que la abuela se enteró, apenas me mira. Se que esconde una fotografía mía en un lateral del butacón. He visto como la besa. Luego, se pone a rezar. Ella tiene sus creencias, cosa que a mi no me convence. Dejar mi trabajo, es vivir en la calle. Algo más que un milagro necesitaríamos para salir adelante.

-Hasta mañana abuela- digo en voz baja mientras la doy un beso. Ella se estremece, como si un escalofrío recorriese su cuerpo.
-Señor, cuida de ella, yo no supe hacerlo- Dice susurrando con los ojos cerrados. Y una lágrima se escurre por su mejilla.

Begoña Martínez Bermejo

5 comentarios:

  1. Me llega mucho lo narrado, amiga. Siempre me ha gustado tu forma de narrar, que me resulta ágil y amena.

    Besos

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  2. Esta narración, guarda en sí misma una tormenta, un dolor de la vida difícil, en los que se mira siempre a la abuela con la nostalgia de los días bondadosos de niñez. Es una metáfora del esfuerzo ingrato que hacemos para vivir, intentando que la vida sea bella, olvidándonos que la vida es amor, porque no tenemos tiempo, ni ganas de amar. Es un relato tremendo muy bien conseguido por tu parte.

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    Respuestas
    1. Tengo mil historias que me gustarÍa escribir, pero que no se como hacerlo, porque mi vocabulario no es nada original, mi narración es de una colegiala llena historias dramáticas.

      Me encanta el teatro, un libro que me enamoró es Barjarse al moro, de José Luis Alonso de Santos. Aunque se dice de cómica, yo la situo en la ironía. El trasfondo humano, social, el realismo es, a mi gusto, estupendo. Y su habla cotidiano, y cercano, "juvenil" me sorprendió.
      Aunque he leído de todo, incluso las famosas (y fantasiosas) "50 sombras de Grey".

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    2. No es necesario tener un vocabulario original. Lo que si es necesario es hablar con propiedad -es decir, decir o escribir lo que se dice, ateniéndose a las reglas de la gramática y la buena sintaxis juntocon la semántica. Tu cultura es media, como la de casi todos los españoles, como la mía o la del presidente del gobierno, para escribir -si se tienen historias que contar- sólo se resuelve escribiéndolas y leer mucho. ¿Tu has leido, por ejemplo, L'histoire de San Michel de Axel Munthe? te encantará.

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