sábado, 12 de octubre de 2013

Es octubre



El viento,
alargado cuello de cisne,
zarandea las ramas del chopo
y baña de oro la ciudad.

Me miro al espejo
y veo al otro lado
el vaho de un invierno helador
envuelto en juegos del querer.

Acicalo la mueca de la sonrisa
y emana una silueta de tolerancia,
como cenicienta fuera de siglo.

Se ha caducado la fase
de los sueños:
Paris siempre estuvo dividido 
por el Sena, sus puentes
son los parches del amor…

¿olvidaré la escritura de poemas sin alas?,
pues nazco en ti cada octubre.

Begoña M. Bermejo

17 comentarios:

  1. Es un magnífico poema, pero creo que deberíamos dejar de usar metáforas de espejos, cisnes y puentes, porque son imágenes demasiado trilladas que se han convertido en común denominador de principiantes. Hay que cambiar "el rollo"

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    1. Pero si es que yo soy un patito saliendo del cascaron con deseos de convertirme en cisne, pero me miro en el espejo, antes de cruzar el puente... y vuelvo a la charca a la que pertenezco.

      Lo intentaré...
      Gracias

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  2. Anda, anda, esfuerzate un poco más que tu no acabas de salir del cascarón. Que saliste hace mucho tiempo...no hace falta ser cisne, se puede ser patito feo como yo y destacar por el color.

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  3. perdón que no había terminado la frse...como yo pienso que es Pichy, jejejejeje.

    Sí, Bego, somos "la leche" por eso estamos metidos dentro de una botella.

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    1. Entonces ahora el relaxing cup is café con Luvar y Pichy en senda poética

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  4. Jajaja! Ingenioso el Sr; ya sabía que saltaría, con una de las suyas.
    Ahora, yo soy un gallo feo y despluma’o —nada de patito y otras aves voladoras—. Porque, eso de patito no me va, eh? Que por acá, pato: es una de las mil formas de nombrar a los, digámoslo finamente: homosexuales, o, como está de moda: gay.
    Yo te “pincho”, aunque sé, que perderé en el juego; por aquello de “más sabe el diablo por viejo, que por diablo”.
    Ala! Abrazos

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  5. Bueno, bueno, siendo así, rectifico: nada de pato (y si no que se lo pregunten a las negronas) quería decir, gavilán de altos vuelos.

    Sí, Bego, pero nos falta el café que algunos no podemos tomar y otros los cambian por ron on the rock.

    ¡Estais graciosillos hoy, eh?! ¡eso es güeno!

    (estoy leyendo un libro de un granaino editado por el autor en 1983 que os copiaré mañana un párrafo para que me lo traduzcais)

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    1. ¿Dónde está el párrafo? si está en chino, me parece a mi, que no habrá traducción

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  6. Sí, amiga, vale nuestro coffe-time , para desconectar un poco.

    Pues sí, señor mío: café, cigarros, ron (a la roca, no;solito —que el alcohol con agua, hace daño—, en straight)...que al menos tengo una idea de la causa de mi muerte...y, eso de morir sanito, me resulta un asco.

    Bego, yo sé, que tú —por su edad— lo respetas mucho, yo también; pero, de vez en cuando, tenemos que desquitarnos de los palos que nos da "este madrileño arrepentido" —que ahora, es más andaluz que Lorca—.

    Si no fuera por estos momentos...y el día del cobro!

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  7. ¡Anda, con lo del café se me olvidaron los donuts...quiero decir el párrafo! ya lo pongo luego.

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  8. Aquí va:
    Os voy a contar la historia del libro que estoy leyendo cuyo autor se llama o se llamó Francisco Izquierdo y que lo editó un tal Antonio Zoila de Publicaciones B.E.A. En 1983.

    Encontré éste libreto, en la batea de un estante trasero del chamizo que hay en el espacio jacobino de las higueras abrevadas, que antes se usaba como jamonero y, más antes, para cobertizo caprino. Lo hojeé para ojear sus hojas con los ojos y anque resulte una tontá y poco gobernado, lo comencé a leer pensando que iba de golía y me quedé pasmao de lo que allí se decía. Vease un ejemplo:

    “Paco Izquierdo llegó a Jandalocia en el calor sofocante de una tormenta de verano que se venía abajo desde la altura del pico protector...

    Jandalocia era, hasta entonces, como un El Dorado de andar por casa o un Marañón pueblerino que se rechazaba en tertulias de ilustrados, en cafés literarios y también en los concursos a premios de muchos guarismos...después de éste rechazo, claró está, venía el desprecio, y los que no se habían atrevido, comenzaban una larga perorata sobre su exigüidad del objetivo, y argumentaban que no valía porque no habría nada detrás del límite que marcaba la separación entre la realidad y la irrealidad de Jandalocia. En todo caso, decían, para eso han estado aquí los ingleses, para partir hacia allá por oleadas que permiten el que uno se pierda y el siguiente se encuentre.

    Paco Izquierdo no dijo nada y siguió trabajando por las noches en la soledad de sus archivos y empezó a preparar allí el largo camino al centro de la tierra...se encomendó a San Juan El Liebre y salío de puntillas para que los caballeros de la órden no se sintieran zaheridos anque aguardaban su paso. Y caminando llegó al puente de Tablate, dejando atrás los topónimos de Cartuja, Triunfo, Suspiro del Moro y, apartir de aquí, todas las palabras tenían vericuetos, repechos y barrancos...en la ermita “del Pa eternal” se le apareció Abenaboo el reicillo que le indicó persistiera sin desmayo...al día siguiente, sin saber como, fue a parar al Premio Nacional de Literatura cuyo jurado se reunía en las ruinas del castillo de Lanjarón, cuya increíble escarpa bajó nuestro autor rodando a consecuencias del empujón unísono que le propiciaron los jueces...contemplo desde abajo el entero panorama de las letras -espectáculo que pocos han podido contemplar en toda su amplitud- descubriendo que la mayoría de los escritores de pro, eran en realidad, castañeras que se dedicaban a este oficio de escribir en primavera y verano, asin que, más tranquilo, volvió a subir la cuesta que antes había bajado y la última luz de la tarde le permitió ver, como una ilustración de libro, la puerta de Jandalocia.

    Paco Izquierdo se convirtió en un escritor maldito al que nadie quería creer, hasta que Enrique Cobo me demostró que no era un sueño, sino realidad de la vera. Un fenómeno irrepetible del deslizamiento de un lugar a otro al que solo pueden llegar los limpios de corazón: los que buscan la lírica de lo zurdo y los que son capaces de trabar conversación con cachidiablos...Jandolocia existe para los que la miran con buenos ojos, pero para los que la miran por encima de una cátedra, no, ni si se la mira desde las plácidas y pantagruélicas cenas del Premio, en que se respiran esencias de aerosoles. Jandalocia es la antítesis, la luz del relámpago frente a las de neón. Y en los círculos de consagrados, capitostes, mandarines que solo escuchan la voz del momento, es tan solo un rumor.”

    Y así seguí leyendo, como haciéndome er longui teneindo cuidao de no darme un jarmazo con los ganchos del cobertizo y leí:

    “Desde unos de los balcones de las Torres Altas, por entrecortinas cuajadas de lis en campo de jaramagos, capullos que sortea un galgo de jeta camarlenga, fluía una marcha fusilera interpretada en chirimia...

    (continuará)




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    1. En una primera lectura, de noche y con mucho sueño, pensé:¡ esto está en chino! En una segunda lectura , algo más despejada, dije para mí: este libreto ha cogido tanto polvo, de los muchos usos del chamizo, que sus letras se han reencarnado en alguna cabra de las que allí se hospedaron. Válgase decir que la cabra tira al monte y de ahí la famosa Jandalocia, naturales de allí los zurdos, que no ingleses, pues descienden ladera abajo a trompicones, y el trineo por su derecha… pero tras varias lecturas – porque esto lo requiere- dilucidé que algo así es lo que debieron pensar esos que excusaron su ignorancia al decir que no habría nada detrás del límite que marcaba la separación entre la realidad y la irrealidad de Jandalocia.
      La comprensión de este texto está en asimilar la fortuna de la inteligencia del autor y su clara visión subjetiva, deduciendo así que, Jandalocia existe, como también podría existir Jadrod, Jalladuid, Mircilona… Y todas aquellas ciudades, que para los ojos de los que no quieren ver, son invisibles.
      Lo que me tenía despistada es que el autor fuese también el personaje de la historia, así que supuse que no habría personaje sino la voz narradora. Y atando cabos mi interpretación fue que este señor, que no sé si sería zurdo, contaba la historia de alguna ciudad o varias de Andalucía, los topónimos que deja atrás son la pista que me hace pensar esto. La visión subjetiva con que lo narra, la interpreto como algo irónico, ya que supongo que lo que quería contar debía traspasar los límites de lo vedado y quiso que saliera a la luz con disfraz y parece ser que lo consiguió.
      En cuanto al párrafo creo que es escaso para darle sentido, pues dependiendo de la época y la imaginación que tengas podría entenderse de una forma u otra. Si fuese a tiempo real, podría suponer que está hablando de esos hombres que tienen que salir de sus tierras, de sus campos y buscar fortuna en otros lugares para dar de comer a sus familias, debido a la crisis - que también podría darse anteriormente-, o sencillamente es la descripción metafórica de alguna bonita vista de Andalucía, ¡quién sabe!
      He de decir que me ha gustado tu puesta en escena para la explicación, aunque me haya chamuscado la sesera. Todavía sigo dándole vueltas…, incluso me acuesto pensando en Jandalocia.

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    2. La verdad es que la historia es muy complicada, pero se atiene a la verdad de un momento histórico de nuestra España similar a la que sucede ahora y de esto hace más de 30 años.

      "Se había ido todos de pronto. Cargaron las bestias y los carros y se llevaron cuanto les fue posible. Unos, acollerados, se echaron encima costales de ropa. apechusques, chirimbolos y toda clase de gobiernos de hilopita rpletos de avíos. Otros, en canastos y hatalajes, acarreaban las antiguallasd familiares, los marcos las fotografías y los santos de papel, las medallas. las coñas de encaje y los estadales de cofradías, abanicos, relojes de péndola, los documentos de propiedad y las alhajas...sólo quedaron los viejos contemplando el escombral de la polvareda y mirando desde el Viso del Tres de Oros, al acecho, venga a mirar, por si algún vecino deshacía el camino. Pero no regresó ninguno.
      Esto se acabó, dijo María. Los muy cabestros nos han dejado solas. Asínque, candilazo al pueblo y salir corriendo. Y se fueron también deseperaditas y matalonas, tan viejecitas y chifladas, cogidas del brazo, hablándose con lágrimas morosas en advertencias sobre el futuro, tratando de descifrar el horizonte de la huida. Y llegando a la Hoya del Pino de la Media Legua, alcanzando el montarrón de Piquía, se detuvieron para amagar un respiro.
      La menor de las Huelma pendoleó la mano izquierda y enristró un benditoseadiós y María la de la Medina sacaba de la faltriquera un pistolón de barrilete y disparó contra Jandalocia, no sin antes taponarle las orejas a la figurilla del santo para que no oyera.
      -¡ Muerto eres pueblo asqueroso y Dios quiera que no surja de su cadaver otra cosa que el mal recuerdo.
      -Pero, has hecho el mayor pecado del mundo -le dijo Catalina
      -Lo he asesinado y lo hecho , hecho está. Ea, vámonos y ya tendremos tiempo de llorar.

      Y así fue como empezaron una nueva vida después de mucho trabucar por los caminos. Pero se sintieron libres y capacitadas para todo, menos para escribir, ni dejar que ciertos hombres volvieran a mandar en ellas, ni aceptar gobiernos que no gobernaran, sino que se hicieran ricos a costal urdido de los pobres del pueblo.

      (puede ser que continúe)

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