Un madrigal revolea
en los oídos
y se recrea
usurpando narices
entre ojos
prestos para lo superfluo
de la
sensiblería y el llanto fácil,
que fingen las
muñecas de oropel.
Una fortaleza
mítica
se recrea sobre las ancas negras
se recrea sobre las ancas negras
de la obrera que
regresa a casa,
sin tiempo para
ver
las estrellas y
sus tentaciones.
La poesía que no
funda
o contradice y
provoca, adormece
entre tazas de bellezas,
mientras una discrepancia
explosiona en
cada verso para el bien.
En la pretensión
de exaltar
la sensualidad humana,
la sensualidad humana,
repetimos tropos
edulcorados
diluidos con los
salobres versos,
para esculpir los
elefantes azules
y someternos a
los cánones
eludiendo las
palabras duras
que comprometen
la existencia.
Pichy
Hay pueblos que necesitan oir el canto de sus historias y, mirando atrás, quedan apelmazados sin evolución posible. Pero es verdad que hay que conocer la historia para avanzar en lo humano de la humanidad. LO MISMO OCURRE CON LA POESÍA. Me pareció un buen poema, aunque si te he de ser sincero las lindes dificultan los tropos y aunque parezca que no, cada vez hay más lindes en el alma humana y menos ganas de profundidades, pues gusta más lo superfluo que facilita la tecnología y el dsinterés correspondiente, al centrar nuestra felicidad en la comodidad estática y no estética y ética.
ResponderEliminarNadie escribe nada
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