Nos
hemos convertido en urogallos
alimentándonos
de versos acapullados
con
imágenes de bosques sin sentido;
y
me duele,
me
duele tenazmente perder a los amigos
y
no poder modificar el designio
ni
con las letras de poemas poetizadas
queriendo
ser poeta de amores
en
la distancia.
Y
me duele, me duele tanto, como
mirar
un eclipse con los ojos abiertos,
ver
el llanto de un sauce solitario
o
dejar huevos incubando al pie de un árbol
y
al volver,
habérselos
comido una serpiente.
Nos
hemos convertido en rumbos solitarios,
amantes
descarnados, fieras incorregibles,
y nos estamos quedando, ciegos,
mudos, sordos,
sin tacto para abrazarnos.
Decidme: ¿dónde puedo encontrar amor
sin que me duela? ¿dónde está el sendero
en el que borraron tus huellas?
¿Dónde estás hermano?
© Luis Vargas Alejo
Me gusta, sí, me gusta por su voz doliente, por sus preguntas sin respuestas, por su necesidad, por su entrega, por como me reflejo en su espejo.
ResponderEliminarBesos
el urogallo es un bicho en extinción parecido a la gallina pero más gordo y sordo, por eso no se entera, perseguido por los cazadores como ave de presa para la cazuela, pero no cacarea, sino que canta y cuando canta, su mal espanta.
ResponderEliminarOtro buen poema encuentro hoy en tu abundante cosecha. Qué estás en estado de gracia!
ResponderEliminarAbrazo
jejeje, grasia la que usté tiene ¡resalao!
ResponderEliminarPues, sí que ando medio sala´o, o con tremenda salación...Tengo que ir a ver a un Babalawo, para que me despoje y me abra los caminos...
ResponderEliminarjejejeje ¿qué mejor camino que esta Senda, amigo?
ResponderEliminar