Abrió de par en par su sangre
ante el deshonor y la vergüenza…
Ya nada importa, ya es pérdida
para el amo desorientado en su falta.
En la idea de su sangre
se regresa al África
Libre viaja… mientras la vida se le va
en busca del místico Río.
Y se le rompe la noche
en
lúcido amanecer.
Ya etéreo
entre la palma y la ceiba.
Fresco al agua del sagrado coco;
Que le limpia
a los ojos de Abasí.
Pichy
Muy buen poema dedicado a la exclavitud, aunque yo cambiaría esto así:
ResponderEliminarYa etéreo,
entre la palma y la ceiba,
fresco con el agua del sagrado coco
que le limpia
a los ojos de Abasí.
Muchas gracias, amigo. Me vale el cambio.
ResponderEliminarAbrazos