Tuve
suerte,
nací
de buena cuna
y
me crié en mansión de dioses,
después
heredé mucho dinero
y
nunca di un palo al agua.
Recorrí
el mundo en mi yate
disfruté
del buen yantar,
estuve
con muchas mujeres,
tuve
mansiones por doquier
y
alguna vez, hasta di
limosna
a un pobre.
Toda
mi vida fue de lujo,
de
fiestas y carnavales,
y
aunque os de rabia
cumplí
todas mis ilusiones.
Tuve
grandes privilegios
y
la gente se inclinaba a mi paso
y
obedecían mis órdenes,
pues
sabían que yo tuve
poder
y por suerte pude vivir como un dios
y por suerte pude vivir como un dios
siendo el gran señor del mundo.
Y
ahora que ya soy viejo,
al
despertar esta mañana
me
he dado cuenta,
que
la vida es sueño,
pues
nada tuve, nada fui,
nada
soy, nada tengo
y
sin embargo, tuve suerte.
© Luis Vargas Alejo