Mientras observaba las largas
y desnudas ramas abrazadas entre sí,
formando arcos en el bulevar,
-sombra del verano-
otras, eran podadas.
¡Árboles a ras de suelo!
He sentido un escalofrío
y he echado, dos troncos más
a la chimenea.
Begoña M. Bermejo
Muy bueno, amiga. Se me da muy bien logrado.
ResponderEliminarBeso
En tiempos de los romanos
ResponderEliminarlos barbáros
se subían a los arbóles
y se comían a los pajáros...
Ahora también.