EL JOLGORIO DE FIN DE AÑO
Por todos los rincones de la tierra
huye con miedo y avergonzado
este día 31 de diciembre de 2015
y la gente lo celebra.
La juerga corre por las calles
como si fuera una conga infinita
-con miedo a las bombas, eso sí-
saltando de gozo, amores y paseíllos
cual carnaval festivalero.
A las 24 horas del citado día, acaba todo
y comienza lo ansiado y esperado
la solución a los problemas, la esperanza
de que el bisiesto, nos permita dormir la siesta
dos veces al día.
¡Viva el año 2016! ¡¿qué digo?!
¡Viva tu padre, tu madre, tu hermano
y toda tu familia...qué viva el mundo
entero¡
- a ser posible, un poco mejor, y si no puede ser,
al menos, que nadie tenga envidia de los que viven bien,
pues ellos se lo ganaron, por la gracia y potestad
de sus artes, estraperlos, comisiones y demás,
pues el que reparte y reparte, se queda siempre
con la mejor parte-
© Luis Vargas Alejo
ENSAYOS Y POEMARIOS
- POEMAS
- PINTURA
- LUIS VARGAS
- JOSÉ VALLE
- BEGOÑA MARTÍNEZ
- MANUALIDADES DE LUIS VARGAS
- POEMARIO TEMÁTICO Y ENCADENADO_TEMA: LA IMAGEN PROYECTADA
- LA CUNA DE UN GIGANTE
- APROXIMACIÓN A LA POÉTICA DE JAIME GIL DE BIEDMA
- APROX. TEÓRICA (Y PRÁCTICA) DE ESCRITURA CREATIVA 2014
- ENSAYO SOBRE SITUACION ACTUAL POESÍA S.XXI
- COMENTARIOS SOBRE POESÍA: Becquer; Rilke; Ultraísmo
- ALGO SOBRE MIGUEL HERNÁNDEZ
- GENERACIÓN DEL 27
- POESÍA O LOCURA. Alejandra Pizarnik
- LO QUE ME ENSEÑÓ MI PROFESOR DE POÉTICA D. LUIS E. PRIETO
- LA POESÍA MODERNA de siempre
Las musas (a mis amigos Bego y Pichy)
https://youtu.be/AjwJnaQRLbQ
jueves, 31 de diciembre de 2015
LA ESTRELLA MÁS HERMOSA SE VA
Esta noche tengo ganas de llorar
pues la estrella más hermosa de mi casa
se va.
Tengo ganas de llorar en silencio
apretando el verso que duele en la soledad
paloma que vuela.
Y ha de volar -yo bien lo sé-
vivir en los cielos de la experiencia
y ser independiente.
Mas mi corazón tiene un latido grave
pues no hay peor mal en la vida
que la ausencia.
Hoy necesito llorar, oh noche final,
abrazado a la rama de un árbol,
guardando recuerdos.
Dentro de unos días se va
y yo, como padre, no puedo dejar de llorar,
sin que se note.
De lejos canta un colibrí, urdiendo cielos,
He de llorar de amor, abrazándote.
© Luis Vargas Alejo
miércoles, 30 de diciembre de 2015
Con un día más
Días intentando escribir un poema;
resucitar versos que no despunten
en su extremos
con la inspiracion de las asonancias
de la Navidad,
como quien espera un milagro.
Y cuando llego a este punto,
las líneas se pierden con el burbujeo
y cánticos
del final de una recta,
donde la pobreza rebosa en los platos
de miles de comensales,
y los desahucios habitan el frío
helando la vida, la razón...
pero hemos dar gracias
por los miseros aguinaldos
de unos ricos,
que se pelean por un trono
dorado,
y esperar a verlas venir...
¿Debo brindar, debo cantar?
No, debo comenzar una nueva estrofa;
la ciclica vida
de un año tras otro,
y el venidero
con un día más,
como presos
con vértigo
y miedo a caer,
para volver a levantarnos
en este efímero bienestar
que se rie de nosotros.
Así que, brindo.
Brindo con la copa vacía
y la risa apagada,
poniendo toda esperanza
en finalizar poemas
sin malos tragos.
Feliz año Nuevo.
Begoña M. Bermejo
LA FELICIDAD DEL 2016
Dicen que el año 2015 está de fiesta
y pasado mañana entrará un nuevo año
-que estrenaremos un poco más viejos-
y comentan que todo será distinto:
más felicidad
más paz
más salud
más amor
y más dinero...
- al menos eso se desea la gente-
y yo debo ser tonto,
porque me parece que todo va a seguir igual
se llame 2016 ó 3020
© Luis Vargas al borde del 2016
DE CARTAS A UN JOVEN POETA_CARTA 1ª
Usted pregunta si sus versos son buenos. Me lo pregunta a mí, como antes lo preguntó a otras personas. Envía sus versos a las revistas literarias, los compara con otros versos, y siente inquietud cuando ciertas redacciones rechazan sus ensayos poéticos. Pues bien -ya que me permite darle consejo- he de rogarle que renuncie a todo eso. Está usted mirando hacia fuera, y precisamente esto es lo que ahora no debería hacer. Nadie le puede aconsejar ni ayudar. Nadie... No hay más que un solo remedio: adéntrese en sí mismo. Escudriñe hasta descubrir el móvil que le impele a escribir. Averigüe si ese móvil extiende sus raíces en lo más hondo de su alma. Y, procediendo a su propia confesión, inquiera y reconozca si tendría que morirse en cuanto ya no le fuere permitido escribir. Ante todo, esto: pregúntese en la hora más callada de su noche: "¿Debo yo escribir?" Vaya cavando y ahondando, en busca de una respuesta profunda. Y si es afirmativa, si usted puede ir al encuentro de tan seria pregunta con un "Si debo" firme y sencillo, entonces, conforme a esta necesidad, erija el edificio de su vida. Que hasta en su hora de menor interés y de menor importancia, debe llegar a ser signo y testimonio de ese apremiante impulso. Acérquese a la naturaleza e intente decir, cual si fuese el primer hombre, lo que ve y siente y ama y pierde. No escriba versos de amor. Rehuya, al principio, formas y temas demasiado corrientes: son los más difíciles. Pues se necesita una fuerza muy grande y muy madura para poder dar de sí algo propio ahí donde existe ya multitud de buenos y, en parte, brillantes legados. Por esto, líbrese de los motivos de índole general. Recurra a los que cada día le ofrece su propia vida. Describa sus tristezas y sus anhelos, sus pensamientos fugaces y su fe en algo bello; y dígalo todo con íntima, callada y humilde sinceridad. Valiéndose, para expresarse, de las cosas que lo rodean. De las imágenes que pueblan sus sueños. Y de todo cuanto vive en el recuerdo.
Si su diario vivir le parece pobre, no lo culpe a él. Acúsese a sí mismo de no ser bastante poeta para lograr descubrir y atraerse sus riquezas. Pues, para un espíritu creador, no hay pobreza. Ni hay tampoco lugar alguno que le parezca pobre o le sea indiferente. Y aun cuando usted se hallara en una cárcel, cuyas paredes no dejasen trascender hasta sus sentidos ninguno de los ruidos del mundo, ¿no le quedaría todavía su infancia, esa riqueza preciosa y regia, ese camarín que guarda los tesoros del recuerdo? Vuelva su atención hacia ella. Intente hacer resurgir las inmersas sensaciones de ese vasto pasado. Así verá cómo su personalidad se afirma, cómo se ensancha su soledad convirtiéndose en penumbrosa morada, mientras discurre muy lejos el estrépito de los demás. Y si de este volverse hacia dentro, si de este sumergirse en su propio mundo, brotan luego unos versos, entonces ya no se le ocurrirá preguntar a nadie si son buenos. Tampoco procurará que las revistas se interesen por sus trabajos. Pues verá en ellos su más preciada y natural riqueza: trozo y voz de su propia vida.
Una obra de arte es buena si ha nacido al impulso de una íntima necesidad. Precisamente en este su modo de engendrarse radica y estriba el único criterio válido para su enjuiciamiento: no hay ningún otro. Por eso, muy estimado señor, no he sabido darle otro consejo que éste: adentrarse en sí mismo y explorar las profundidades de donde mana su vida. En su venero hallará la respuesta cuando se pregunte si debe crear. Acéptela tal como suene. Sin tratar de buscarle varias y sutiles interpretaciones. Acaso resulte cierto que está llamado a ser poeta. Entonces cargue con este su destino; llévelo con su peso y su grandeza, sin preguntar nunca por el premio que pueda venir de fuera. Pues el hombre creador debe ser un mundo aparte, independiente, y hallarlo todo dentro de sí y en la naturaleza, a la que va unido.
Pero tal vez, aun después de haberse sumergido en sí mismo y en su soledad, tenga usted que renunciar a ser poeta. (Basta, como ya queda dicho, sentir que se podría seguir viviendo sin escribir, para no permitirse el intentarlo siquiera.) Mas, aun así, este recogimiento que yo le pido no habrá sido inútil : en todo caso, su vida encontrará de ahí en adelante caminos propios. Que éstos sean buenos, ricos, amplios, es lo que yo le deseo más de cuanto puedan expresar mis palabras.
¿Qué más he de decirle? Me parece que ya todo queda debidamente recalcado. Al fin y al cabo, yo sólo he querido aconsejarle que se desenvuelva y se forme al impulso de su propio desarrollo. Al cual, por cierto, no podría causarle perturbación más violenta que la que sufriría si usted se empeñase en mirar hacia fuera, esperando que del exterior llegue la respuesta a unas preguntas que sólo su más íntimo sentir, en la más callada de sus horas, acierte quizás a contestar.
Rainer Maria Rilke
Si su diario vivir le parece pobre, no lo culpe a él. Acúsese a sí mismo de no ser bastante poeta para lograr descubrir y atraerse sus riquezas. Pues, para un espíritu creador, no hay pobreza. Ni hay tampoco lugar alguno que le parezca pobre o le sea indiferente. Y aun cuando usted se hallara en una cárcel, cuyas paredes no dejasen trascender hasta sus sentidos ninguno de los ruidos del mundo, ¿no le quedaría todavía su infancia, esa riqueza preciosa y regia, ese camarín que guarda los tesoros del recuerdo? Vuelva su atención hacia ella. Intente hacer resurgir las inmersas sensaciones de ese vasto pasado. Así verá cómo su personalidad se afirma, cómo se ensancha su soledad convirtiéndose en penumbrosa morada, mientras discurre muy lejos el estrépito de los demás. Y si de este volverse hacia dentro, si de este sumergirse en su propio mundo, brotan luego unos versos, entonces ya no se le ocurrirá preguntar a nadie si son buenos. Tampoco procurará que las revistas se interesen por sus trabajos. Pues verá en ellos su más preciada y natural riqueza: trozo y voz de su propia vida.
Una obra de arte es buena si ha nacido al impulso de una íntima necesidad. Precisamente en este su modo de engendrarse radica y estriba el único criterio válido para su enjuiciamiento: no hay ningún otro. Por eso, muy estimado señor, no he sabido darle otro consejo que éste: adentrarse en sí mismo y explorar las profundidades de donde mana su vida. En su venero hallará la respuesta cuando se pregunte si debe crear. Acéptela tal como suene. Sin tratar de buscarle varias y sutiles interpretaciones. Acaso resulte cierto que está llamado a ser poeta. Entonces cargue con este su destino; llévelo con su peso y su grandeza, sin preguntar nunca por el premio que pueda venir de fuera. Pues el hombre creador debe ser un mundo aparte, independiente, y hallarlo todo dentro de sí y en la naturaleza, a la que va unido.
Pero tal vez, aun después de haberse sumergido en sí mismo y en su soledad, tenga usted que renunciar a ser poeta. (Basta, como ya queda dicho, sentir que se podría seguir viviendo sin escribir, para no permitirse el intentarlo siquiera.) Mas, aun así, este recogimiento que yo le pido no habrá sido inútil : en todo caso, su vida encontrará de ahí en adelante caminos propios. Que éstos sean buenos, ricos, amplios, es lo que yo le deseo más de cuanto puedan expresar mis palabras.
¿Qué más he de decirle? Me parece que ya todo queda debidamente recalcado. Al fin y al cabo, yo sólo he querido aconsejarle que se desenvuelva y se forme al impulso de su propio desarrollo. Al cual, por cierto, no podría causarle perturbación más violenta que la que sufriría si usted se empeñase en mirar hacia fuera, esperando que del exterior llegue la respuesta a unas preguntas que sólo su más íntimo sentir, en la más callada de sus horas, acierte quizás a contestar.
Rainer Maria Rilke
DÍA 30 DE DICIEMBRE
Hoy es el día proemio
que va delante del d'elfin
y correrá la juerga y los champanes
la insólita alegría de un final
la tristeza de muchos indigentes
y el gluguteo del pavo que ha de morir.
Después, tirados por los suelos
como mendigos
e ilustres carcamales borrachos
esperarán nuevos pactos, nuevas encomiendas
y nuevas perspectivas de "tomo y lomo"
mientras los demás,
empezarán las calendas de enero
como continuación de la rutina, la normalidad
buscando el sol los sombreados
y sombra los de mucha luz.
Pasado mañana, será un día normal.
© Luis Vargas el Alejo
lunes, 28 de diciembre de 2015
LA EQUIVOCACIÓN DEL CALOR
La mayestática calor de este invierno
prende en los dorados follajes
como si fuesen estatuas de luz fluorescente,
lágrimas de sol en los espejos oculares
que revientan los altares de la nieves esperadas.
Nada más extraño y equívoco
como la nostalgia de lo que debe ser y no es,
cuando las manos acarician la niebla del arco iris
en los estrambóticos azules de lo erróneo
rompiendo la magia de los meses fríos.
Cronos circunflejos, como ruidos de gongs metálicos,
marcan las horas de las aflicciones y quebrantos
en las marismas de los sueños de poeta
cuando al mirar en la distancia, alucina agua, viento,
nieve, andando entre arenas de desiertos.
© Luis Vargas el Alejo
EL CALENDARIO
EL CALENDARIO
Cuando acabe de escribir este poema
se habrá caído la última hoja del calendario
y menos mal que compré otro
porque si no, me quedaría sin futuro y sin días
y eso, debe ser tremendo,
pues aunque el ciclo de traslación de la tierra se repite
podría darse el caso, que tal planeta, cambiara el rumbo
o con el efecto invernadero, no se distinguieran
las estaciones solares, y entonces ¿qué?
entonces, aunque midiéramos con nilómetros, los niveles de agua,
estaríamos confundidos
y sembraríamos cuando no es época, y andaríamos entre la niebla
sin rumbo ni destino,
y así pues,
nada mejor que comprarse un calendario nuevo
y pase lo que pase,
estaremos seguros de cuáles son las calendas de cada mes
y poco a poco
arrancando hojas del calendario llenaremos los ciclos de la edad
y sabremos que con la calenda de enero comienza el nuevo año
y año tras año,
nos iremos arrugando, achicando y muriendo
porque el ciclo vital del ser humano es un año largo,
que empieza con el nacimiento y termina con la muerte,
pero a todo el mundo le parece corto
a pesar de que el calendario diga, anuncie y marque
lo que quiera.
© Luis Vargas el Alejo
Cuando acabe de escribir este poema
se habrá caído la última hoja del calendario
y menos mal que compré otro
porque si no, me quedaría sin futuro y sin días
y eso, debe ser tremendo,
pues aunque el ciclo de traslación de la tierra se repite
podría darse el caso, que tal planeta, cambiara el rumbo
o con el efecto invernadero, no se distinguieran
las estaciones solares, y entonces ¿qué?
entonces, aunque midiéramos con nilómetros, los niveles de agua,
estaríamos confundidos
y sembraríamos cuando no es época, y andaríamos entre la niebla
sin rumbo ni destino,
y así pues,
nada mejor que comprarse un calendario nuevo
y pase lo que pase,
estaremos seguros de cuáles son las calendas de cada mes
y poco a poco
arrancando hojas del calendario llenaremos los ciclos de la edad
y sabremos que con la calenda de enero comienza el nuevo año
y año tras año,
nos iremos arrugando, achicando y muriendo
porque el ciclo vital del ser humano es un año largo,
que empieza con el nacimiento y termina con la muerte,
pero a todo el mundo le parece corto
a pesar de que el calendario diga, anuncie y marque
lo que quiera.
© Luis Vargas el Alejo
martes, 22 de diciembre de 2015
EL MUNDO ES UNA BOLA DE CRISTAL
El mundo se reconcilia en estas fechas
con turrones duros o blandos
que engañan los sentidos.
Nos queremos como la trucha al trucho
porque estamos a final de año
y es Navidad
A lo mejor hay quien no puede brindar
por ser pobre o desahuciado
pero le queremos también.
Vivimos estos días como si el resto
no fueran importantes:
nos da igual.
Las familias se juntan, soportamos al cuñado,
a la prima, a la tía, y sentamos a un pobre
en nuestra mesa.
Luego no los vemos durante el año
ni nos ocupamos de querer a nadie
pero hoy es Navidad.
¡Mira tú qué cosas!
Y es que nos creemos lo que nos cuentan
sin pensar si es cierto o verdadero:
creencias y tradiciones.
El mundo es una bola misteriosa de cristal
que el adivino le pregunta en vano
y oye desatinos.
No creas que estas fiestas son mejores
que otros momentos de nuestra vida:
¿para qué mentirse?
No obstante yo comprendo y acepto
que hay que tener una ilusión, un sueño
para soportar esto.
Si dicen que es Navidad, sonemos las panderetas,
hagamos una romería y de zarzal en zarzal,
no hagamos caso de la niebla.
..Y mira como beben los peces en el río...
© Luis Vargas Alejo
con turrones duros o blandos
que engañan los sentidos.
Nos queremos como la trucha al trucho
porque estamos a final de año
y es Navidad
A lo mejor hay quien no puede brindar
por ser pobre o desahuciado
pero le queremos también.
Vivimos estos días como si el resto
no fueran importantes:
nos da igual.
Las familias se juntan, soportamos al cuñado,
a la prima, a la tía, y sentamos a un pobre
en nuestra mesa.
Luego no los vemos durante el año
ni nos ocupamos de querer a nadie
pero hoy es Navidad.
¡Mira tú qué cosas!
Y es que nos creemos lo que nos cuentan
sin pensar si es cierto o verdadero:
creencias y tradiciones.
El mundo es una bola misteriosa de cristal
que el adivino le pregunta en vano
y oye desatinos.
No creas que estas fiestas son mejores
que otros momentos de nuestra vida:
¿para qué mentirse?
No obstante yo comprendo y acepto
que hay que tener una ilusión, un sueño
para soportar esto.
Si dicen que es Navidad, sonemos las panderetas,
hagamos una romería y de zarzal en zarzal,
no hagamos caso de la niebla.
..Y mira como beben los peces en el río...
© Luis Vargas Alejo
viernes, 18 de diciembre de 2015
PRÓLOGO INCUESTIONABLE
PRÓLOGO INCUESTIONABLE
¿Para qué caer el la aburrida
dialéctica del prólogo, con una explicación racional de la obra
desmembrando los poemas en versos sueltos y dejar al lector sin la
incertidumbre, el asombro, el asentimiento y/o concordancia con el
autor?
¿Por qué habría de exaltar las
cualidades del poeta, del acercamiento, sencillez, claridad, realismo
de la escritura y complicidad o dar los motivos que le llevaron a su
creación?
¿De verdad es necesario tratar de
sucumbir a la lectura, tras un análisis del claroscuro de una obra,
que empuje a cualquier lector a algo que no esta entre sus
preferencias, sólo porque la tristeza, la desolación, los amores
deseados y fallidos, la cotidianidad, empujes y caídas, puedan tener
una similitud con cualquier hombre que no sea el autor?
¿Por qué habría de atraer la
atención con historias de crecimiento, madurez y esperanza, en
aquellos que destierran la poesía o aburrir al lector y filántropo
poético que descarta los poemas sin métrica, sin rima, sacados de
los entresijos de la vida, con la melodía innata del sufrimiento del
hombre y sin colorear sus vértices con música de marcapasos?
¿Por qué habría de enseñar a
entender los versos, a salto de caballo, para encontrar la
musicalidad cuando estos golpeen la tierra con metáforas, a aguantar
la respiración cuando la ironía seque su incredulidad, o a anular
lo obvio cuando la elipsis de mil vueltas?
¿Para qué buscar sólo la división
en las silabas de los versos, la resta en sinalefas o la suma de los
hiatos, cuando la poesía por sí sola, cuenta los sinsabores de la
vida?
¿Por qué habría de explicar que la
narrativa y la poética no están reñidas, que en un mismo libro
se pueden complementar al hacer llegar
desde varios puntos de la literatura la misma riqueza?
¿Acaso la prosa no contiene drama,
soledades, tristezas, amores, desamores, lucha, empujes,caidas,
crecimientos, esperanzas...?¿Acaso la prosa no contiene poesía?
Por eso y solo por eso, se debería
leer “Desde el hueco de una ventana” de Luis Vargas. Al finalizar
la lectura, cualquiera puede ser su nuevo prologuista, aunque este no
sea erudito, crítico literario o director editorial, pero si lo
fuera, encontrará carnaza.
Begoña Martínez Bermejo
viernes, 11 de diciembre de 2015
Al alba
Ay, alba,
después de la noche oscura
me enamora tu luz en la estancia
¡ya vienen las burras de leche!
¡ya me llaman los ángeles vespertinos!
¡ya me sacan de este catre,
de los sueños infernales,
de la prosapia nocturna
de esta soledad que acongoja!
Ay, alba,
cómo esperaba en el lecho tu llegada,
marcando en la apred siluetas torpes
como sombras de vida que van cuajando.
Ay, alba,
remolinos de viento conjuran pájaros
en la rama del árbol que hay en la esquina...
¡ya me levanto!
© Luis Vargas Alejo
miércoles, 9 de diciembre de 2015
POEMA APALABRADO
Cundo las pistolas con las
que se fusila
llevan el roel circular
del gobierno
todo es muy in, armas
construidas
ex profeso para lances de
hielo
que lo congelen todo
Sí, digas lo que digas, los capeos
van en la mano
derecha
de Judas...
Prueben, prueben si no a
tirotear
con un ojo tapado,
al pavo con trufas,
servido
en cenas sobre loza.
¡Za! no hay quien lo
malee.
Ah, y puede que boyes ahí
o allá,
te cenes eso, aquello
o el rebote de las balas
de algún aliado,
pero sólo la poesía apalabrada
sirven para el desarme,
aunque se pierda.
Begoña Martínez Bermejo
jueves, 26 de noviembre de 2015
Las cuentas y los versos
Muchas veces, tal como hicieron otros antes, me he
preguntado: ¿a qué sigilosa poesía nos conducen los números? Y en mis inicios
de poeta alguna vez concluí: a la métrica, las estrofas, la prosodia, la
armonía de los períodos trocaicos, dactílicos o anapésticos. Porque los números
arman la coreografía con que danza el alma –pensé.
domingo, 22 de noviembre de 2015
jueves, 19 de noviembre de 2015
ALBA (morera)
Ay alba,
la caida de tu hoja me acompaña
en la trinchera de mi despertar.
Las palabras que penden del silencio
al igual que el vacío de mi decir
abriga el ramaje.
Ay alba,
¿cuándo volveran a lucir, de tus brazos
la mora del moral, sin zarzas,
con sus trajes,blanco, rojo y negro,
que endulzan los trinos
del amanecer?
Ay alba,
es heladora la época invernal
y su desnudez.
Begoña M.Bermejo
viernes, 13 de noviembre de 2015
BOSQUE DE OLMOS
______________________________________________________________________________
Olmos hay en mi alameda
suntuosos
y presumidos
de
ser tierra de la tierra
donde
han crecido los años
entre
neblinas del tiempo.
Desnudándose
cada invierno
para
vestirse en primavera,
con
su textura acorchada
ahuecado
y solitario
soporta
frío, viento y lluvia
a
la ribera del río
donde
duermen los sueños
de
los sueños.
© Luis Vargas alejo
lunes, 2 de noviembre de 2015
Robinson
Bandadas de versos
sobrevuelan el océano
sacudiendo restos de tierra.
Pretextos
que, con pleamar,
arrojo contra los acantilados
y baño con poemas de espuma.
Sí, cuando se naufraga
en esta isla,
te conviertes en un Robinson...
pero, no hay viernes,
amigo,
sólo, pluma y papel.
Begoña M. Bermejo
domingo, 1 de noviembre de 2015
Sobre Góngora
Sevilla, 1 nov (EFE).- José María Micó considera a Góngora una de las cimas de la creación literaria en cualquier lengua, acaba de reunir algunos de sus estudios sobre el poeta cordobés en "Para entender a Góngora" (Acantilado) y ha dicho a Efe que "cada uno de sus textos es un desafío a la inteligencia, la propia y la ajena".
Micó ha explicado que "Góngora, más que renovar, que es palabra insatisfactoria, transformó la lengua poética de su tiempo, la abrió a sentidos insospechados, la retorció para presentarla en construcciones sintácticas desafiantes y le incorporó la cultura poética latina e italiana sin perder el acervo popular" y que "todo eso se concretó en obras maestras que aúnan inteligencia, sensibilidad y musicalidad".
Poeta, traductor y catedrático de la Pompeu Fabra, Micó ha asegurado que "para entender a Góngora es imprescindible proveerse de grandes dosis de atención; hay en su poesía una parte sensorial y musical que nos capta de inmediato, pero también advertimos que hay una compleja trama de sentidos que requieren afición, paciencia y frecuentación; como todos los grandes poetas, Góngora no necesita lectores, sino relectores".
Góngora "dio muestras de su ingenio desde su más temprana edad, a los dieciocho años ya había contribuido a renovar -esta vez sí podemos decirlo así- el género del romancero y a parodiar las convenciones del petrarquismo".
"En sus últimos años, los que le permitió la enfermedad, escribió algunos de los mejores sonetos metafísicos de su tiempo, y entre una cosa y otra ya sabemos lo que hay, el "Polifemo", las "Soledades", la "Tisbe", el "Panegírico".
Sobre Góngora, el hombre, ha señalado que "debió de ser, como todos nosotros, un hombre lleno de contrastes y contradicciones, pero los documentos y los poemas nos dan la imagen de un tipo frecuentemente bienhumorado, y sus rifirrafes con otros escritores, aunque reflejen una rivalidad real, participan de las convenciones del combate literario".
Micó no cree que los tiempos de Góngora fuesen mejores que los actuales para la lírica: "Salvo la aplicación cortesana o la dimensión épica de algunas obras, la lírica era entonces tan vocacional, y minoritaria, como lo es ahora".
"Los poetas, y los escritores en general, vivían en un permanente estado de ansiedad, siempre a la zaga del favor o del prócer que avalase, y a ser posible financiase, la publicación de sus obras; las obras de los poetas se difundían de manera manuscrita en círculos de aficionados, y ahí podían llegar a tener bastante popularidad, Góngora y Quevedo fueron muy populares por razones distintas y con poesías de carácter muy diferente, pero no fueron los únicos", ha explicado.
Micó ha concluido sobre este asunto: "Hay algo en lo que sí creo que aquellos fueron mejores tiempos: la poesía, es decir, la literatura en verso, había sido la forma universal de la expresión literaria, y tenía, por tanto, menos limitaciones temáticas, genéricas y formales que las de ahora".
Del peso de su obra en la poesía posterior ha dicho que "influyó de inmediato en las generaciones siguientes a la suya, y la poesía española del siglo XVII y parte del XVIII, tanto en España como en América evoluciona a partir del ejemplo culto del 'Polifemo' y las 'Soledades'".
"Góngora volvió a ser determinante en el siglo XX, gracias a la lectura que hicieron de él algunos excelentes 'discípulos' como Rubén Darío y casi todos los poetas del 27", ha añadido Micó para asegurar que el homenaje sevillano que los poetas de esta generación le dedicaron con motivo del tercer centenario de su muerte "supuso la consagración de Góngora como ejemplo de compromiso y de renovación poética".
A la pregunta de si Quevedo siempre resultará más simpático que Góngora, ha contestado que "eso va a gustos; unos preferirán la guasa amarga de don Francisco, y otros el despego agudísimo de don Luis, pero en cuestión de simpatía personal creo que ganaría Góngora, que nació y murió casi veinte años antes que el autor del Buscón, de manera que la imagen que tenemos de uno y otro está un poco mediatizada por los ecos de una rivalidad que ha adquirido tintes legendarios".
Por Alfredo Valenzuela
Micó ha explicado que "Góngora, más que renovar, que es palabra insatisfactoria, transformó la lengua poética de su tiempo, la abrió a sentidos insospechados, la retorció para presentarla en construcciones sintácticas desafiantes y le incorporó la cultura poética latina e italiana sin perder el acervo popular" y que "todo eso se concretó en obras maestras que aúnan inteligencia, sensibilidad y musicalidad".
Poeta, traductor y catedrático de la Pompeu Fabra, Micó ha asegurado que "para entender a Góngora es imprescindible proveerse de grandes dosis de atención; hay en su poesía una parte sensorial y musical que nos capta de inmediato, pero también advertimos que hay una compleja trama de sentidos que requieren afición, paciencia y frecuentación; como todos los grandes poetas, Góngora no necesita lectores, sino relectores".
Góngora "dio muestras de su ingenio desde su más temprana edad, a los dieciocho años ya había contribuido a renovar -esta vez sí podemos decirlo así- el género del romancero y a parodiar las convenciones del petrarquismo".
"En sus últimos años, los que le permitió la enfermedad, escribió algunos de los mejores sonetos metafísicos de su tiempo, y entre una cosa y otra ya sabemos lo que hay, el "Polifemo", las "Soledades", la "Tisbe", el "Panegírico".
Sobre Góngora, el hombre, ha señalado que "debió de ser, como todos nosotros, un hombre lleno de contrastes y contradicciones, pero los documentos y los poemas nos dan la imagen de un tipo frecuentemente bienhumorado, y sus rifirrafes con otros escritores, aunque reflejen una rivalidad real, participan de las convenciones del combate literario".
Micó no cree que los tiempos de Góngora fuesen mejores que los actuales para la lírica: "Salvo la aplicación cortesana o la dimensión épica de algunas obras, la lírica era entonces tan vocacional, y minoritaria, como lo es ahora".
"Los poetas, y los escritores en general, vivían en un permanente estado de ansiedad, siempre a la zaga del favor o del prócer que avalase, y a ser posible financiase, la publicación de sus obras; las obras de los poetas se difundían de manera manuscrita en círculos de aficionados, y ahí podían llegar a tener bastante popularidad, Góngora y Quevedo fueron muy populares por razones distintas y con poesías de carácter muy diferente, pero no fueron los únicos", ha explicado.
Micó ha concluido sobre este asunto: "Hay algo en lo que sí creo que aquellos fueron mejores tiempos: la poesía, es decir, la literatura en verso, había sido la forma universal de la expresión literaria, y tenía, por tanto, menos limitaciones temáticas, genéricas y formales que las de ahora".
Del peso de su obra en la poesía posterior ha dicho que "influyó de inmediato en las generaciones siguientes a la suya, y la poesía española del siglo XVII y parte del XVIII, tanto en España como en América evoluciona a partir del ejemplo culto del 'Polifemo' y las 'Soledades'".
"Góngora volvió a ser determinante en el siglo XX, gracias a la lectura que hicieron de él algunos excelentes 'discípulos' como Rubén Darío y casi todos los poetas del 27", ha añadido Micó para asegurar que el homenaje sevillano que los poetas de esta generación le dedicaron con motivo del tercer centenario de su muerte "supuso la consagración de Góngora como ejemplo de compromiso y de renovación poética".
A la pregunta de si Quevedo siempre resultará más simpático que Góngora, ha contestado que "eso va a gustos; unos preferirán la guasa amarga de don Francisco, y otros el despego agudísimo de don Luis, pero en cuestión de simpatía personal creo que ganaría Góngora, que nació y murió casi veinte años antes que el autor del Buscón, de manera que la imagen que tenemos de uno y otro está un poco mediatizada por los ecos de una rivalidad que ha adquirido tintes legendarios".
Por Alfredo Valenzuela
martes, 27 de octubre de 2015
lunes, 26 de octubre de 2015
CON LA SAÑA DEL PASADO
Rabiaste
con la
saña del pasado
el sentimiento cautivo.
Lanzaste
a la inclinación
de multitudes
los trastes ideológicos
los trastes ideológicos
de tus preferencias.
Ostentaste
de tu pan
ante los hambrientos.
La muchedumbre
presupone…
¿Entiendes
lo que quiero
decirte? Pichy
CASI EN LO YERMO
Alguien apostó por este silencio
en la intemperie del abismo.
Inmensidades, clausuras,
Inmensidades, clausuras,
vocablos azorados por las ráfagas
amenazadoras.
Alguno insertó para la eternidad
este enfado,
este expresivo escozor
que ruge en la protesta
este expresivo escozor
que ruge en la protesta
de los inconformes.
Desfilan los proyectiles
ataviados de excusas banales
para el miedo de la época.
Frívolos versos los del poeta de moda,
y ardientes los del poeta inédito.
Por el polvo de un viejo grito
se destrozan las horas sin rostros.
Pichy
MUSA X
10
Hay musas tan especiales
que no se encuentran en
cualquier parte
sólo en algunas noches con
luna
aguardando tras alguna
estrella fugaz
a que el poeta la llame.
© Luis Vargas Alejomuso
MUSA IX
9
Pinte a las musas de verdes
con ocres de viento otoñal
sobre los sueños pardos
que aguantan los pies de la
edad.
Quise que estuvieses junto a
mí
como los chopos de la chopera
y que brillara el sol entre
tus hojas
musa descalza, teñida de
azul.
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