Días intentando escribir un poema;
resucitar versos que no despunten
en su extremos
con la inspiracion de las asonancias
de la Navidad,
como quien espera un milagro.
Y cuando llego a este punto,
las líneas se pierden con el burbujeo
y cánticos
del final de una recta,
donde la pobreza rebosa en los platos
de miles de comensales,
y los desahucios habitan el frío
helando la vida, la razón...
pero hemos dar gracias
por los miseros aguinaldos
de unos ricos,
que se pelean por un trono
dorado,
y esperar a verlas venir...
¿Debo brindar, debo cantar?
No, debo comenzar una nueva estrofa;
la ciclica vida
de un año tras otro,
y el venidero
con un día más,
como presos
con vértigo
y miedo a caer,
para volver a levantarnos
en este efímero bienestar
que se rie de nosotros.
Así que, brindo.
Brindo con la copa vacía
y la risa apagada,
poniendo toda esperanza
en finalizar poemas
sin malos tragos.
Feliz año Nuevo.
Begoña M. Bermejo
Pues para no tener mucha iluminación o inspiración, te ha salido un magnífico poema.
ResponderEliminarQué bien dices, y mejor lo dices, amiga. Se me hace que estmos hecho unos poetas inconformes: qué bien!
ResponderEliminarPoema que me lega visceral, bien sentido.
Estupendo!