De esta manera, enmudecida y astral,
perdura la evocación de los roces
en el eje meridional de mis fantasías
erosionando los favores del caos.
Sí, al revés de los ideales afectuosos,
giro inmiscuidamente aferrado al desvarío.
Justo en el foco de las refutaciones,
amargo y espinado —incandescente—.
Algún dragón ciudadano, en hora de
casualidades,
es fácil predecirlo,
dará cuenta de mis huesos.
Pichy
Ni tan siquiera, aparecen los dragones!
ResponderEliminarSobre la cumbre más alta
ResponderEliminarhe visto planear un condor
con las alas extendidas
y sobre él
un amigo persiguiendo dragones.
Bien por el poemita, amigo. Me has recordado a J Martí.
ResponderEliminarAbrazos
Martí y yo nada tenemos que ver. El era modernista y revolucionario. Yo soy actual e independiente de toda revolución. Yo sólo quiero:
ResponderEliminarSer un hombre sincero
De donde crece el trigal.
Y antes de morirme me apresuro
A volcar mis versos del ánima.
Martí, para mí, es como Jesús para los cristianos. Le tengo un respeto místico, sacro. No sé explicarlo, pero, reverenciar su memoria y su obra, es algo que me nace de muy adentro. Sé que fue hombre, bien terrenal y nada santo, pero me significa un sol moral. La obra de muchos hombres puede superarlo, por igual la fama o la estatura universal de muchos titanes y magníficos; porque, no fue figura internacionalmente reconocida, por fáciles razones de la época y la poca importancia de Cuba para el resto del mundo. Martí no fue poeta de oficio, lo fue de vocación y dejó esparcidos sus versos por aquí y por allá —por suerte tuvo un albaceas en vida, que se encargó de ir recopilando su obra literaria, y demás escritos—.
ResponderEliminarAbrazos
¡toma castañas!
ResponderEliminarMangos!
ResponderEliminarSi Martí es para ti como Jesús de Nazaret, yo debo ser el Papa
ResponderEliminarSí, bien puede decirse así. Sabes, este Papa me simpatiza, y, aunque no crea en Jesús, creo en este Papa. Al menos, está al lado de los pobres y defiende la justicia.
ResponderEliminarEntonces, aparte de papá, eres mi Papa...está bueno esto!
Claro, claro, si Martí es un profeta, yo soy un Papa de la iglesia poética.
ResponderEliminarEste Papa, como buen argentino, habla mucho, pero hace poco. ¿Tu has visto que haya cambiado algo mejorándolo o simplemente cambiándolo?
Quieres demasiado, como único un Papa puede cambiar algo es abrazándose al Imperio...Entonces sí...porque lo ¨usarían al máximo, aunque las potencia, de hoy día, sean principalmente protestantes. Pero, al menos, satisface con su acompañamiento a los católicos pobres. habla y entiende el lenguaje de los pueblos...del lobo, un pelo!
ResponderEliminarPero si el Imperio es Él: el Imperio Cristiano, donde la Banca Vaticano es una de las mayores fortunas del mundo que guarda su dinero en Bancos Suizos y hasta tiene una Guardia suiza vestida con pantalones bombachos y polainas de colorines al estilo del siglo XVI. ¿Pero en qué mundo vivimos?
ResponderEliminarLo único que ha cambiado el Papa Paco son los zapatos que ya no son rojos, sino los que llevaba puestos cuando le ordenaron cura, porque son bien viejos. Y así casi todo. Muy simpático, muy simpático, pero no es mejor el más simpático, sino el que mejor hace cosas por los demás. ¿Además de dar besitos, qué hace?