a mi amigo Luvar
El ascensor que baja a la planta
baja, al subsuelo
o sótano,
no lleva a la salida
ni aniquila el lapso del tiempo…
Hay que subir, y andando,
escalón a escalón
sintiendo el vértigo de cada
tramo.
Alcanzar la azotea donde azota,
el calor de los alisios, el fresco del cierzo,
el levante, el poniente, la
tramontana…
y que tu voz se airee a los
cuatro vientos.
Subir, como sube la pleamar
y tocar tierra con oleajes que
arrasen
los trastos del trastero:
la escopeta mata políticos
con balas de fogueo, el lamborgini del no exmarido,
las subidas de pan que reducen el apetito,
el interés
que devalúa al hombre, los amigos en vacaciones
cuando las llaves
del chalet de la playa están en tu poder…
-Orillar en la orilla, todo
cuanto baja-
Subir, subir y subir,
como los cables de alta tensión
que cruzan montes,
como la tensión alta;
como el precio de los libros de
texto
y no detestar los libros.
¡Retruécanos!
Begoña M. Bermejo
Me resulta muy bien el poema, amiga. Besos
ResponderEliminarGracias, amigo. No creo que el profe quiera subir escaleras jajaja, aunque espero subirle el ánimo con poemas que le lleven casi la contraria.
EliminarBesos
Ése, aunque se queja mucho, no ha vivido nada mal. Nunca sudó; porque trabajó de pleitero de seguros, en oficina climatizada, con buen salario. Y, como es pícaro, logró retirarse joven y con buena mesada. Ha sido un privilegiado de "clase media". Que yo tengo 62 y sigo trabajando por un mísero salario, y debo de estar en "clase quinta".
EliminarMe parece que tus poemas son de su gusto —como que bien le sigues en su realismo—, tiene que estar contento contigo. Ahora, que conmigo...sé que no está nada satisfecho; pero, es que no tengo tiempo para leer y escribir: o leo; o escribo, no puedo con las 2 cosas. Soy un proletario, con familia y vida que atender —por demás—.
Besos
Cuentan de un sabio que un día
ResponderEliminartan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.
¿Habrá otro, entre sí decía,
más pobre y triste que yo?;
y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó.
Quejoso de mi fortuna
yo en este mundo vivía,
y cuando entre mí decía:
¿habrá otra persona alguna
de suerte más importuna?
Piadoso me has respondido.
Pues, volviendo a mi sentido,
hallo que las penas mías,
para hacerlas tú alegrías,
las hubieras recogido.
D.Pedro Calderón de la Canoa
Dando caña...
EliminarMe preguntáis como me volví loco. Así sucedió:
ResponderEliminarUn día, mucho antes de que nacieran los dioses, desperté de un profundo sueño y descubrí que
me habían robado todas mis máscaras -si; las siete máscaras que yo mismo me había
confeccionado, y que llevé en siete vidas distintas-; corrí sin máscara por las calles atestadas de
gente, gritando:
-¡Ladrones! ¡Ladrones! ¡Malditos ladrones!
Hombres y mujeres se reían de mí, y al verme, varias personas, llenas de espanto, corrieron a
refugiarse en sus casas. Y cuando llegué a la plaza del mercado, un joven, de pie en la azotea de su
casa, señalándome gritó:
-Miren! ¡Es un loco!
Alcé la cabeza para ver quién gritaba, y por vez primera el sol be só mi desnudo rostro, y mi alma
se inflamó de amor al sol, y ya no quise tener máscaras. Y como si fuera presa de un trance, grité:
-¡Benditos! ¡Benditos sean los ladrones que me robaron mis máscaras!
Así fue que me convertí en un loco.
Y en mi locura he hallado libertad y seguridad; la libertad de la soledad y la seguridad de no ser
comprendido, pues quienes nos comprenden esclavizan una parte de nuestro ser.
Pero no dejéis que me enorgullezca demasiado de mi seguridad; ni siquiera el ladrón
encarcelado está a salvo de otro ladrón.
GIBRÁN KHALIL GIBRÁN
Pues, no termino de contestar tu poema, de Calderon de la Canoa, cuando te apareces que este otro, de filosofía de vida.
EliminarValga. Abrazos
No lo conocía y me ha gustado mucho
EliminarROMANCE DE LA BUENA ALTURA
Eliminar(A mi amigo Pichy que no le cuadraban los ostosílabos, aunque sí el romance porque sí riman los pares, pues él de esto de rima sabes más que mi prima)
Ese al que llamas “ese”
tiene un nombre por ventura,
una historia, una razón,
nacido de humilde cuna.
Procuró encontrar el bien,
buscar verdad sin locura
y fue sólo circunstancia
si tuvo buena fortuna.
Mas has de saber amigo
que curré duro y con bruma,
jamás tuve privilegio
ni paga extraña ninguna
fue mi esfuerzo y mi tesón
sin vocación y locura
lo que llevó casualmente
a profesional de altura
que ha mucho honra yo lo tuve
sin medallas ni tribuna.
Ni jamás engañé a nadie
ni tuve “clase” alguna
todo lo que aprendí y supe
lo conseguí de una en una
sin que nadie me enseñara:
me esforcé y alcancé luna.
Y hoy con el sol torturado
teniendo pena moruna
intento rezar poemas
y a pesar de la laguna
intento dar lo que tengo
a ti, que vives en Cuba
y a Bego, que sube y baja
desde Azuqueca a la altura.
Todos estamos aquí
perdidos de forma alguna,
somos todos proletarios
como en Fuenteovejuna
y ese que dices, se llama,
Luis, Luvar, de cepa pura.
© Luis Vargas
Te ha quedado muy bien; porque no te falta inteligencia e ironía. Mas, este es un poema de mucha vigencia —creo, no envejecerá nunca—. Y, sin parodiarlo, vale que te lo apliques; en esos momentos en que la crisis te saca de tus casillas.
ResponderEliminarDele a comentar el poema de la Bego; que espera por ello.
Buen fin de semana. Qué te diviertas y gastes poco.
Abrazo
YO A LAS MONTAÑAS SUBÍ
EliminarY A LOS ABISMOS BAJÉ
Y EN TODAS PARTES VI
LO MISMO QUE AQUÍ DEJÉ.
Muy bien
EliminarEstimada Bego: cuanto más alto subes, más grande será la caída. Todo lo que sube baja.
ResponderEliminarBajé al sótano
y me encontré un pleonasmo,
huí
por los bordes de la cornisa
y bajé y baje, bajé y bajé
y seguí bajando
hasta que encontré un hueco
con escalera de mármol
que me llevó a la orilla del mar
donde acaba el precipicio
y termina la historia
del ascensor que descendió
Estoy de acuerdo, las caídas son mayores, pero lo que no se puede es bajar, bajar, y bajar, corres el riesgo de ser pisoteado. Hay que subir a pesar del miedo a caer, y no para alcanzar la estratosfeta, pero sí, crecer con humildad, y conservar la locura que nos convierte en personas, evitando el mal de altura.
EliminarBesos
Ni bajar ni subir, mejor a ras con ras, que lo demás, no sirve más, que para amargar la vida. Eso sí, procurando que esté donde te guste y gustes de donde estés.
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