Déjenle ser el chiflado,
en la penuria de su aislamiento,
en la esfera de su clausura
donde ciertamente
escurre cada pirueta,
y el ayer no proyecta su abandono.
en la esfera de su clausura
donde ciertamente
escurre cada pirueta,
y el ayer no proyecta su abandono.
Déjenle construir serafines
con los restos de su equilibrio
y las escorias de su encanto,
ya sin la nostalgia infiel,
sin la rabia, que consume y mata.
con los restos de su equilibrio
y las escorias de su encanto,
ya sin la nostalgia infiel,
sin la rabia, que consume y mata.
Déjenle mantener la pasión
con lo poco que necesita para morir
sin los vicios de la cordura
y la falsa indefectible de la madurez.
No le arrebaten la certeza
de que él no tiene edad para disfraces
ni necesita de los argumentos.
pichy